La falta de radiación solar y el elevado número de precipitaciones condicionan la supervivencia de las bacterias fecales en las aguas costeras de la región, aunque la calidad de mayoría de las playas asturianas es "excelente". Así se desprende del análisis elaborado por un equipo de la Universidad de Alicante liderado por el ingeniero Luis Aragonés Pomares, y que acaba de ver la luz en la revista 'Science of the Total Environment'. Los investigadores concluyen que las playas situadas en el Atlántico y el Cantábrico presentan una mayor concentración de bacterias de E. coli y enterococos, bacterias fecales. Los científicos analizaron la calidad de las aguas en 1.392 playas españolas, a través de factores como la depuración, el grado de urbanización, radiación ultravioleta, pluviometría, horas de sol, temperatura del agua y salinidad, longitud de los ríos o el número de cabezas de ganado. Según Aragonés, en Asturias "los animales pastan en el campo, y cuando llueve, el agua coge parte de los excrementos para terminar en los ríos; como los ríos son cortos, ese agua llega pronto al mar". A ello se suma la falta de radiación, uno de los elementos que "se comen" las bacterias, explica.