La iglesia de San Antón abre en la calle Hortaleza, en Madrid, vía central del barrio de Chueca. Abre, nunca mejor dicho, en sentido literal: las 24 horas del día. Por la noche el templo sirve de refugio a los sin techo. Con la llegada de los primeros fríos, que están al caer, San Antón cobra especial vida nocturna. Por la mañana, a las ocho en punto, se inicia el desayuno solidario. El que pueda aportar algo, que lo haga; el que no, desayuna gratis y sin tener que dar explicaciones.

Hasta la fecha y en lo que va de año quince parejas homosexuales han bautizado a sus hijos en la iglesia del padre Ángel García, en lo que es una de las actividades de la parroquia menos conocida. Se trata de catorce parejas de lesbianas y de una pareja de homosexuales. La teoría eclesiástica dice que no es posible, pero la pragmática del responsable del proyecto, mierense de La Rebollada, nacido en 1937, regatea las normas y evita la burocracia: las familias que quieran bautizar a sus hijos, sea cual sea ese núcleo familiar, lo que tienen que hacer es fijar día y hora. El único requisito, apuntan en la parroquia, es que los padres se comprometan a formar parte de la Iglesia católica.

Reliquias de San Valentín

La iglesia de San Antón fue cedida en el mes de marzo de 2015 por el arzobispado de Madrid a Mensajeros de la Paz, la organización del asturiano Padre Ángel, galardonada en 1994 con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia. En año y medio la vida de la parroquia cambió por completo. "Deja lo que puedas, coge lo que necesites", se puede leer en uno de los carteles.

El edificio donde se asienta el proyecto de Mensajeros de la Paz data del siglo XVIII. Sin alardes artísticos, la iglesia es una de las conocidas de Madrid como sede cada 17 de enero de la ceremonia de bendición de mascotas.

Hay en San Antón otro elemento "romántico", y es que allí se exponen las supuestas reliquias de San Valentín, el patrono de los enamorados al que tanto quieren los grandes almacenes en este país.

La iglesia de San Antón, nunca solitaria, casi nunca en completo silencio, mantiene su calendario de cultos. Todos los días, misa a las siete. Los sábados, domingos y festivos, también una a las doce del mediodía. Y hasta se reza diariamente el rosario a las cinco de la tarde.

En la trastienda, mucha acción social. A la posibilidad de pernocta y desayuno solidario se unen servicios parroquiales como el ropero y, desde hace unos meses, funciona un asesoramiento sanitario al que los responsables de la parroquia denominan Camilla de la Misericordia y que está gestionado por médicos y otros profesionales sanitarios voluntarios. Los locales también dan cena a partir de las ocho de la tarde en la que nunca falta algún plato caliente. Con la llegada del otoño, no viene mal en Madrid.