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ENRIQUE CERDÁ | Catedrático de Genética de la Universidad de Sevilla

"Los transgénicos son lo mejor que existe para la salud en el mundo vegetal"

"El universo funciona gracias a todos, y entre ese 'todos' están las bacterias y los hongos, que hacen infinidad de operaciones esenciales que no se ven"

Enrique Cerdá, en el hotel de la Reconquista de Oviedo, durante las jornadas organizadas por la Real Academia de Ingeniería. LAURA CARADUJE

Enrique Cerdá (Guadix, 1942) es uno de los genetistas españoles más afamados, hasta el punto de recibir el Premio Nacional de Genética el pasado año 2011. Sus investigaciones se han dedicado a las bacterias y los hongos, manipulándolos para conseguir mutantes, es decir, seres vivos alterados en el laboratorio, que puedan tener aplicaciones de interés. Esta semana visitó Oviedo para asistir a unas sesiones académicas organizadas por la Real Academia de Ingeniería de España.

-¿Por qué siempre que se habla de bacterias y hongos parece que viene a la mente un pensamiento negativo?

-A mí me viene un pensamiento positivo. Por ejemplo, más de la mitad de la mierda son bacterias; si no tuviéramos esas bacterias en la mierda, no podríamos cagar. ¿Se imagina usted lo que pasaría? No duraría usted dos días. Le pongo un ejemplo de algo que nadie piensa, porque no está bien tampoco hablar sobre ello. Hans Magnus Enzensberger, un escritor alemán, le hizo un poema a la mierda en el que dice que es lo único bueno que sabe hacer la especie humana.

-¿Adónde quiere usted ir a parar?

-Lo que quiero decir es que las bacterias tienen la mala fama de que el médico le dice: "Se lo está comiendo las bacterias, tiene que tomarse un veneno para matarlas, un antibiótico", con razón. Es decir, la gran mayoría de las bacterias y los hongos se dedican a comer lo que queda, reciclan, y a nosotros también, a ser posible vivos, aunque nosotros preferimos que lo hagan cuando ya estemos muertos. Reciclarnos vivos parece un poco prematuro.

-Por lo tanto, ¿entiende que tengan esa mala fama?

-Sí, claro. Pero si se ve de otro modo, el mundo funciona gracias a todos y entre ese "todos" están las bacterias y los hongos, sobre todo porque hacen todo tipo de operaciones esenciales que usted no ve. Nosotros somos una asociación con esas bacterias: la piel, llena; la boca, llena; el intestino, lleno. Todas nuestras partes exteriores están recubiertas de bacterias, el cuerpo tiene más células de bacterias que de mamífero, pero son más pequeñas, apenas dos kilos del total. Y la inmensa mayoría de ellas son buena gente y estamos vivos gracias a ellas. Pero se puede ser buena gente en una situación y volverse cabrón en otra. Las bacterias que en nuestra boca no hacen nada malo, en la sangre pueden llegar a matar, hay que conservar a cada cual en su sitio.

-¿Qué relación tienen con la ingeniería?

-Debido a las industrias basadas en las materias y los hongos, la llamada Biotecnología, que es una carrera que ahora han puesto en todos los lados, aunque nadie sabe muy bien de lo que van a comer todos estos biotecnólogos, hay un potente desarrollo industrial que está en expansión gigantesca, con infinidad de posibilidades. Por ejemplo la biotecnología verde o agraria.

-Y entonces, ¿cuáles son los grandes retos a resolver?

-Hace poco, cuarenta y tantos premios Nobel y un montón de científicos han dicho que hay que dejar de hacer caso a Greenpeace, que siguen el negocio ya extinto de la Iglesia católica de vender miedo, un negocio muy rentable: "Si no hace lo que yo le digo, se va a ir usted al infierno". Como eso ya no vende, porque ni el Arzobispo cree en el infierno, ahora llegan los de Greenpeace y hablan del calentamiento global y no sé qué. Y, como la Iglesia católica, todo el que trabaja para ellos son voluntarios, con sus buenas intenciones, con lo cual es un negocio buenísimo. Quieren salvar el mundo con comida ecológica y otras cosas caras y peligrosas. La biotecnología verde, los transgénicos, son buenos para la salud; de hecho, son lo mejor que hay para la salud en el mundo vegetal.

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