Vecinos y comerciantes de Llano Ponte, una de las principales vías de salida de Avilés, no ven extraño que la suya sea la calle con mayores índices de contaminación de la región. Conviven con ella, la ven y la huelen. "Es tremendo. Tenemos el establecimiento prácticamente sin ventilar porque si abrimos las ventanas es peor. No solo es el mal olor y el ruido, es también el polvillo que nos entra por el escaparate y la puerta", explica Victoria Bueno, con negocio en Llano Ponte desde hace cuarenta años.

Bueno percibe que el tráfico en esta vía es menor que hace veinte años, pero últimamente encuentra más polvo. "Hay días que lo noto hasta en los ojos. A diario hay polvillo en el mostrador. No quiero pensar cómo tendremos los pulmones", añade.

El matrimonio formado por Francisco Yepes y Julia Fernández reside en Llano Ponte desde hace medio siglo. "Estamos acostumbrados, después de lo que llevamos pasado con Ensidesa... Hemos tenido tanta contaminación que ya casi no nos damos cuenta. Hay algunos días que se nota más el olor", afirma él. "Mira cómo huele ahora", apostilla ella en el mismo momento en que se abre en verde la circulación para el tráfico. "Muchas veces no podemos ni abrir las ventanas", añade.

María Sánchez vive en Llano Ponte desde principios de año: "Entra suciedad a diario en casa, como una ceniza negra. Pasas el trapo y al momento vuelve a aparecer. Y los olores, huele fatal, del tráfico y a fábrica", explica. En una de las farmacias de esta céntrica calle no solo conviven a diario con ese polvillo del que todos hablan, sino que también perciben mayor afluencia de clientes cuando hay temporadas largas sin lluvia. "Viene mucha gente mayor y niños con problemas de alergias, catarros... No sé que habrá qué hacer, pero alguna medida hay que tomar", opinó Juanjo García, auxiliar de farmacia.