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MARY PAZ PONDAL | Actriz | Memorias y 2

"En la época del destape, pasé por enseñar pecho, pero jamás por un desnudo"

"Con 'Ninette y un señor de Murcia' recorrí Europa; Mihura me pedía una foto mía grande para colgarla en la pared"

Una foto de la actriz en su época dorada.

Cuando se le pregunta a Mary Paz Pondal con quién ha trabajado, la respuesta es "con todos". No es una evasiva ni una sobredosis de vanidad. Esta ovetense nacida en la década de los cuarenta, de familia acomodada, niña de las Dominicas, primera comunión en la "iglesia redonda" de La Gesta, y estrella a las primeras de cambio en el Madrid de los sesenta tiene un currículo que casi parece ficción.

Por citar algún título: "Nobleza baturra" (la versión de 1965), "Don Quijote", "Tristana", "Una chica casi decente", "Estoy hecho un chaval" o "La tía de Carlos"... Fueron 74 películas de las que en más de veinte actuó como protagonista.

En televisión, "Historias de la frivolidad" (Ninfa de Oro), "Un nuevo Rey Midas" (haciendo de Marilyn Monroe), un puñado de "Estudio 1" que se hacían en directo y sin red, y presencia en series como "Curro Jiménez" o "Los ladrones van a la oficina".

En teatro, cuarenta años de actividad y una lista de referencias que asusta. Como muestra mínima, "La Celestina", "La barca sin pescador", "A media luz los tres", "La zorra y el escorpión", "Educando a un idiota", "Ninette y un señor de Murcia", "El hotelito" o "Don Juan Tenorio".

"Gané mucho pero también trabajé muy duro. Mis padres acabaron viniéndose a Madrid, a un piso que compraron cerca de Serrano. Había años de rodar seis u ocho películas, una detrás de otra. Yo hablando inglés después de aprenderme los diálogos de memoria. O hablando en español y los demás actores contestando en inglés. Se funcionaba así. Recuerdo un rodaje en Marbella, alojada en el hotel Don Pepe y cobrando -hablo de la década de los 70- 25.000 pesetas diarias más una dieta de 10.000. Tres meses en biquini y en la piscina porque solo me necesitaban para el rodaje de vez en cuando. Pero allí cobrábamos se trabajara o no".

Época del destape. "Al principio de todo aquello me ofrecieron hacer una película con Alain Delon, había que enseñar el pecho y no quise. Una oportunidad perdida porque Delon era alguien muy grande por entonces. Es que no había una sola película que no hubiera que mostrar tu cuerpo".

-Y acabó aceptando.

-Bueno, claro. Pasé por lo de los pechos, que además los tenía muy guapos, pero no por los desnudos. Había guiones que merecían ir directos a la papelera. Recuerdo uno que me exigía una escena, yo desnuda y alrededor un grupo de enanos tirándome flores o algo parecido. Por supuesto dije que no. En los ochenta fui portada de "Interviú", con fotos muy bonitas que me hizo una amiga. Sospecho que mi padre no quiso ni verlas. A Fernando, mi marido, aquello le pareció bien, era hombre de la profesión.

Como empresaria teatral debutó en el umbral de 1970, después de ser madre, con una obra extraña, "Fiebre". "Contraté a los mejores actores del momento, recuerdo que Armando Calvo cobraba una fortuna. La obra, que era la historia de un médico, se estrenó en el hospital de La Paz. A la gente le llamó la atención porque no veían a la Mary Paz Pondal de las revistas".

Con Paco Martínez Soria ("muy buena gente") actuó en tres clásicos de la comedia costumbrista española: "El padre de la criatura", "Estoy hecho un chaval" y "La tía de Carlos". Con "Ninette y un señor de Murcia", con la que hizo hacia 1973 gira por Europa, el éxito fue apoteósico. "Teníamos un problema. La obra duraba dos horas pero las risas del público nos impedían seguir con los diálogos y llegó a haber sesiones de tres horas y media de duración. Tuve el honor de conocer a Miguel Mihura, ya muy mayor, muy poco antes de su muerte. Me pedía que le diera una foto mía, muy grande, para ponerla en la pared. Poco antes participé en una obra dirigida por Fernando Fernán Gómez, que era una persona estupenda. Se titulaba "Quiero ver a Miusof", un vodevil adelantado a su época. Recuerdo a José Orjas, que "se moría" en el escenario a mi lado. Yo tenía que salir corriendo desesperada, y él me hacía la broma de agarrarme y, ya "muerto" susurrarme el 'Asturias, Patria Querida'".

Mary Paz Pondal se reconoce muy echada para adelante. "Enseguida me compré un coche para andar por Madrid y yo no sé cómo no me maté. Mi primer coche fue un Alfa Romeo y me dedicaba a llevar a compañeros a Prado del Rey cuando grabábamos algún programa. El pobre José Bódalo vino muchas veces conmigo, no sé si pasando miedo. Y Pepe Sancho. Yo les decía: me engañaron con este coche, que funciona mal. Pero era una excusa porque la que funcionaba mal como conductora era yo. Enseguida me compré un Seat 1.500. A lo grande... El primer viaje largo a Oviedo para llevar a mis padres una lavadora, un frigorífico y un televisor. Lo metí todo en el 1.500, llegué a Pajares, no se veía nada de la niebla, acabé tropezando con un camión y yo no sé lo que hice pero aquel coche se quedó sin frenos. Me dije: Mary Paz, a la derecha, la montaña; a la izquierda, el precipicio... Pues contra la montaña. Me vi más muerta que viva. Me ayudaron unos camioneros, yo llorando y sin saber qué hacer. Un primo me vino a buscar desde Oviedo y después me llevó a Madrid porque yo no estaba para volver a coger el volante".

La anécdota, casi negra, la transporta a otra más suave, pero también motorizada. "Uno de mis primeros trabajos en Madrid fue la película "El Camino" que dirigía Ana Mariscal. Había una escena en la que yo tenía que conducir, y con 15 o 16 años, yo ni idea. La solución fue ponerme un señor bajito agachado al lado de los pedales para cubrir la escena. Recuerdo que me hicieron un carnet especial para la ocasión, era válido para tan solo unos días, pero yo seguí con él hasta los 18 años".

-¿Le llegó a atosigar la popularidad?

-Nunca. Compré una casa en Boadilla y allí me aislaba. Salí mucho en las revistas, jamás cobré por una entrevista. Cuando murió Fernando yo me di cuenta de que no podía seguir en aquel chalé inmenso, con zonas verdes y piscina. Y me fui a un piso, allí mismo, que había sido de mis padres. Tengo mi triciclo con el que ya hice cinco mil kilómetros en apenas dos años y de vez en cuando actúo, en lo que me gusta y con lo que disfruto. Lo que pasa es que necesito a mi hijo David para que me acompañe en los viajes porque fundamentalmente mi espectáculo es teatro, lleno de luces y de sonidos, y él anda muy liado.

Desde hace apenas unas semanas Mary Paz Pondal es vecina de Gijón. Compró un piso en La Calzada y en verano disfrutó de la playa del Arbeyal y de la comida en el restaurante de la Casa del Mar.

"Me gusta el barrio, me gusta la gente, tengo unos vecinos maravillosos. Me alejé de Asturias muy pronto pero siempre la tuve en el corazón. Yo creo que la ilusión de todos los asturianos es volver algún día a su tierra, y yo lo estoy consiguiendo ahora. Me gustaría que mi región tuviera más personas trabajando y menos locales cerrados, pero en fin".

Una temporada en Gijón, otra en Boadilla, muy cerca de su hijo David, su nuera Nuria y sus dos nietos. "Joel tiene ocho años y Alex, tres. Los dos muy guapos". Por el medio, actuaciones que hablan de poesía y que ahondan en la personalidad y la lírica de Machado, Lorca y Miguel Hernández.

-¿Nunca pensó en volver a casarse?

-Pues no. Estoy bien así, nunca fui una mujer complicada y no me busco problemas. A pesar de las páginas tristes, que son inevitables, tengo que reconocer que la vida me trató muy bien.

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