Francy González llegó ayer de madrugada ojerosa y visiblemente cansada a la estación del tren de Oviedo. Eran aproximadamente las dos y cuarto de la mañana y aún llevaba el susto en el cuerpo. Ella viajaba en el vagón número 4 del convoy de pasajeros que descarriló en el túnel del Lomo de Asno de Lena, antes de Pajares, y tenía aún grabado todo lo que rodeó al accidente.

"De repente todo empezó como a dar botes. Estábamos dentro del túnel, a 100 metros de la salida creo. Las paredes fueron las que nos sostuvieron, porque si no, el vagón se cae y esto pudo acabar en tragedia", relató la joven, sin quitar hierro a la situación. "La cafetería la tenía enfrente y todo saltó por los aires, al igual que las puertas... El susto fue muy fuerte", añadió la mujer, ya en la seguridad de la estación de Oviedo y tras reencontrarse con los suyos.

Fue una noche larga para los viajeros y los familiares y amigos que los esperaban en Asturias. Cuatro horas separaron el momento en el que debían haber llegado a Oviedo (media hora más tarde a Gijón), hacia las diez y media de la noche del viernes, y el que llegaron, ya de madrugada. Cansados y aún algo asustados estaban los primeros; sin dar crédito a lo sucedido, los segundos, con ganas de abrazar a los suyos. Unos 40 se apearon en Oviedo y 30 tiraron hasta Gijón.

Otra de las viajeras que bajó en Oviedo con cuatro horas de retraso por el descarrilamiento fue Gabriela Saralegui, quien también remarcó que el accidente había sido algo serio. "Aquello empezó a vibrar como un avión con turbulencias hasta que se paró en seco", indicó. "Pudo ser una tragedia", añadió esta mujer. Su marido, el ingeniero Agustín Falcón, señaló que, a pesar de los fuertes vaivenes registrados durante el descarrilamiento, "las maletas no llegaron a caer del portaequipajes". Quizá por el susto, "la gente se mantuvo tranquila, nadie perdió la calma ni se puso a gritar", añadió.

Nadie resultó herido, salvo una mujer de 64 años que estaba operada desde hacía poco tiempo y que sufrió una cervicalgia. Tras ser atendida en el mismo lugar del descarrilamiento, fue trasladada al Hospital Álvarez Buylla de Mieres, según datos del SAMU de Asturias.

Rápida intervención

Falcón resaltó la rapidez con la que se desplazaron a la zona tanto los bomberos del Servicio de Emergencias, como agentes de la Guardia Civil y el personal de emergencias sanitarias. "No tuvimos que recorrer mucho trecho hasta el tren que no s trajo a Oviedo", indicó el ingeniero.

Hubo pasajeros del Alvia, como la ovetense Elena Ronzón, que se mostraron un poco sorprendidos por el despliegue de los equipos de emergencia y fuerzas de seguridad, dado que no se habían producido heridos entre los viajeros. Los más jóvenes tiraban de sus maletas mientras calmaban a familia y amigos: "Todo fue muy rápido y en orden". Entre los pasajeros se contaba un matrimonio de octogenarios, padres de un trabajador ferroviario. La mujer aseguraba sentirse "fatal" tras una experiencia que la había agotado, pero su marido quitó hierro a la situación indicando que no había pasado nada.