La operación policial que ayer por la mañana permitió el arresto de un vecino de La Calzada vinculado al Estado Islámico puso patas arriba el barrio. Los agentes de la Brigada de Información de Oviedo auxiliados por la Unidad de Intervención Policial llegaron al barrio a eso de las ocho y media de la mañana. El registro en la vivienda familiar del imputado -situada en la calle Rosalía de Castro-, duró más de cuatro horas. Durante ese tiempo no se permitió el tráfico de vehículos por la calle. En la zona de seguridad los funcionarios sólo permitieron el acceso a la prensa y a algunos vecinos que tenían que entrar en su casas. La Policía llegó incluso a escoltar a un repartidor que pretendía entregar un paquete en el interior del edificio que estaba siendo investigado. Después de comprobar la documentación que llevaba encima el cartero, los "antidisturbios" le acompañaron al interior del inmueble, en el que también tuvo que entrar a primera hora un equipo de sanitarios de emergencias médicas.

Los agentes se mantuvieron hasta las dos y cuarto de la tarde muy pendientes, además, de los movimientos de los familiares del detenido. Una portavoz de la familia pidió en varias ocasiones "discreción" a los medios de comunicación que se congregaban en la zona. "Os pedimos por favor que no saquéis nada. Nosotros no hemos hecho nada", defendió la mujer. La salida del detenido del domicilio a primera hora de la tarde y la gran cantidad de curiosos que a esas horas ya se habían congregado en la calle hizo que se caldearan los ánimos. "No tenemos nada que esconder. Mirar a ver si encontráis los explosivos de los que habláis", gritó una familiar a las cámaras mientras hacía una peineta. La mujer del detenido llegó incluso a caerse al suelo ante la expectación formada en la zona.

El detenido fue trasladado en un coche camuflado que un policía había aparcado en la zona, y que había arrancado en la calle minutos antes de que sus compañeros sacaran del edificio al marroquí con la cabeza completamente tapada con un pañuelo. El vecino de El Natahoyo fue trasladado desde el piso de sus padres hasta el suyo. Allí se repitió la operación. La Policía Nacional cortó la calle durante las cinco horas que duró el registro, contemplado desde una terraza cercana por los vecinos de la calle Venezuela.