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CECILIA DÍAZ MÉNDEZ | Directora del grupo investigador en Sociología de Alimentación de la Universidad de Oviedo

"La obesidad se ha convertido en la nueva manifestación de la pobreza"

"En España contamos con una cultura alimentaria de base muy sólida, y aquí se puede comprar barato y comer bien"

Cecilia Díaz. U. O.

-Tesis inicial, a confirmar o rebatir: cada día el mundo come mejor.

-Es entrar en valoraciones. La FAO dice que el hambre va en retroceso y que la obesidad va en aumento. Parece una contradicción, pero no lo es tanto.

Cecilia Díaz Méndez dirige el Grupo de Investigación en Sociología de la Alimentación, del Departamento de Sociología de la Universidad de Oviedo (Facultad de Economía y Empresa). El próximo domingo el planeta celebra el Día Mundial de la Alimentación.

-¿Engordamos porque comemos mal?

-La obesidad es la nueva manifestación de la pobreza. Siempre estará asociada a una sobrealimentación pero hay otros factores a tener en cuenta. No se engorda tanto por comer mucho como por comer mal.

-Engordan mayormente los pobres.

-Se podría decir que la obesidad afecta más a grupos sociales de niveles bajos y está adscrita a los más desfavorecidos.

-¿Cómo explicarlo?

-Hay que distinguir dos grupos de personas. El grupo de quienes se ven en la obligación de pedir ayuda alimentaria, y el grupo de quienes sí se pueden pagar su comida pero tiene ingresos limitados.

-Vamos con el primero.

-Suponen el corazón mismo de la crisis económica. Para empezar tienen una dieta muy poco variada. Conozco casos de pasarse una semana a pan y leche; buscan alimentos que les hagan sentirse llenos, lo cual supone que los consumos de verduras o pescados son muy pequeños, y no pueden permitirse seguir su cultura alimentaria porque están condicionados a la comida que les aporten. Es verdad que en España se trata de un sector de población excepcional y que en nuestro país no hay una ayuda institucionalizada de alimentación. En los Estados Unidos, la Administración Obama reparte un paquete que da de comer todos los días a cuatro millones de personas. Pues bien, esa ayuda alimentaria engorda.

-Cuando se visita un Banco de Alimentos la sensación que se tiene es que allí se reparte comida muy sana, comenzando por las legumbres.

-Sin duda. Pero a veces la gente dice: tengo en la despensa diez kilos de garbanzos pero ni un pequeño trozo de lacón.

-¿Hay que repartir compango?

-Es que unos garbanzos cocidos solo con agua... Es importante que esa población que requiere de ayuda para comer no se vea sometida a cambios alimentarios bruscos.

-El segundo grupo del que hablaba.

-Son las personas cuyo nivel de ingresos es modesto y tienen que adecuar su alimentación a ese dinero del que dispone. Y eso condiciona. Ahí entra en juego la responsabilidad de la industria alimentaria. Todos somos un poco vulnerables frente a esa industria, la publicidad, la composición de productos que nos venden como muy saludables y no lo son tanto, sobre todo por sus contenidos de azúcar, grasas y sal. Los productos ecológicos, por ejemplo, llegan a unos consumidores cultos y con posibilidades económicas, que no les importa gastar algo más en su cesta de la compra. Pero hay muchas personas que no se lo pueden permitir.

-En España se ven menos gordos que en otros países.

-España tiene una fortaleza, y es que contamos con una cultura alimentaria de base muy sólida. El concepto de lo que es bueno o malo, alimentariamente hablando, está presente en la sociedad al margen de distintas realidades sociales. En este país se puede comprar barato y comer bien. O, por lo menos, hacer una selección apropiada de los productos que van a constituir nuestra dieta. Pero cuidado con esa idea de que no se ven personas obesas. Probablemente no las ve usted, en su entorno, o yo en el mío.

-¿Dónde están?

-Cuando damos charlas en los colegios y nos vamos a entornos docentes donde hay escolares de determinadas etnias o procedentes de determinados países nos damos cuenta del tanto por ciento altísimo de niños con un problema de obesidad. Antes le decía que tenemos una cultura alimentaria homogénea, y es verdad, pero las estadísticas nos dicen que la obesidad aumenta. Cuando surge este tema siempre se dice que las calles de los Estados Unidos están llenas de personas con obesidad mórbida. Aquí en España las hay, pero no salen de casa porque nuestros entornos urbanos les generan una enorme incomodidad. Como ocurría hace algunos años con las personas en silla de ruedas.

-¿Hay obesos porque quieren serlo?

-No me creo el mito de los gordos felices, entre otras cosas porque no somos particularmente tolerantes con la obesidad. Vivimos en una cultura que demoniza los hábitos no saludables.

-El tabaco, el alcohol...

-La tolerancia social hacia el alcohol me temo que es bastante mayor. No hay estudios que cuantifiquen el peso del alcohol en el problema de la obesidad, pero influye.

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