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La caída de las ayudas desmoraliza a los investigadores: "El deterioro es terrible"

Los grupos científicos sufren ya la merma de dinero público y la dificultad para retener a los mejores estudiantes: "El que se queda es por amor al arte"

La caída de las ayudas desmoraliza a los investigadores: "El deterioro es terrible"

Desmoralizados y a punto de tirar la toalla: así se encuentran algunos grupos de científicos de la Universidad de Oviedo ante el "hachazo" a las ayudas públicas a la investigación. Otros miran a Europa para buscar fondos, aunque la competencia para conseguir ayudas allí es feroz. Los más afortunados consiguen refugio en los contratos con empresas. "Estamos sufriendo un deterioro terrible", admiten.

El rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, ya advirtió del peligroso horizonte al que se enfrenta la investigación asturiana por el drástico recorte de la financiación estatal. García Granda situaba en un plazo de "cinco o diez años" las consecuencias de la caída de las ayudas públicas, pero los investigadores asturianos corroboran que ya perciben hoy los efectos.

"En mi grupo teníamos como cuatro o cinco proyectos en activo; ahora sólo uno y a un año vista. La situación de aquí a dos o tres años va a ser complicada", admite José Emilio Labra, del departamento de Informática de la Universidad de Oviedo. Hace ya cinco años que comenzó a buscar financiación en el extranjero y ha visto cómo la falta de dinero para investigar ha empujado a los mejores estudiantes a buscar otra salida laboral o a irse de Asturias. "En el área de informática se encuentra trabajo fácilmente y es difícil convencer a los jóvenes para que se queden investigando: se van a la empresa privada o al extranjero a grupos más potentes. El que se queda lo hace casi por amor al arte", confiesa.

El último informe de la Conferencia de Rectores advierte de que el gasto en I+D+i en España ha retrocedido a niveles inferiores a 2007. No obstante, las universidades han logrado paliar esa caída manteniendo programas de investigación con cargo a recursos propios.

Isabel Carrera, catedrática de Filología Inglesa, ha logrado sortear los recortes: tiene vigente un proyecto nacional y cuenta con una subvención del Principado para las investigaciones de su área. Pero observa con amargura "la falta de interés en España por la investigación, por la que sí se apuesta en otros países". Ha visto cómo desde el inicio de la crisis las ayudas públicas han ido menguando "poco a poco", pero en los últimos cuatro años "han caído en picado". No se trata solo de dinero, sino también de agilidad de gestión o respaldo para aspirar a otras ayudas. "Se convocan las cosas tarde, se deniegan las estancias a becarios: hay desinterés e ineficiencia". Carrera lamenta que "estudiantes formados con un gran coste para el Estado terminen fuera, con lo que esa inversión no revierte aquí".

Mientras que los países más competitivos han incrementado el dinero público y privado en investigación (sirvan los ejemplos de Corea del Norte, Japón o China), España ha seguido el camino contrario. El gasto español ha caído un 9,5% y representa el 51% de la media de los países de la OCDE y el 63% de la media europea.

"Hay quienes lo notan más que otros pero no sólo ha caído la cantidad de dinero, sino también las ayudas a personal. Un año sin financiación puedes sobrevivir, reduces experimentos y tiras para adelante. Pero hay proyectos por dos o tres años que cuando quedan sin dinero se acaban y punto", explica Ignacio Loy, del departamento de Psicología. "Lo triste es que España estaba en el camino para alcanzar los niveles de otros países, como Francia, Inglaterra o Alemania, pero llegó la crisis y el deterioro ahora es terrible", asegura.

En la universidad asturiana algunos grupos ya se han buscado las castañas lejos de la financiación pública, mediante acuerdos con empresas. "El recorte ha sido tremendo pero afortunadamente algunos grupos vivimos mucho de contratos con empresas a través de la Fundación Universidad de Oviedo (FUO)", explica Manuel Rico, del departamento de Ingeniería Eléctrica. Los proyectos que cuentan con respaldo de empresas han sido más resistentes a la caída de financiación pública, aunque en el conjunto de España la investigación con financiación privada también ha caído. Matilde Hoelscher, de la FUO, percibe cierta recuperación en la relación de la Universidad y las empresas tras los efectos negativos de la crisis.

Enrique Jáimez, gerente del Cluster Energía de la Universidad de Oviedo, constata que "los nichos tradicionales de las convocatorias nacionales y regionales de ayudas públicas están reduciendo la cantidad económica en juego". Y además, eso endurece las siguientes convocatorias "porque el grupo que no obtiene financiación un año competirá en el siguiente". Por eso, los investigadores buscan fondos más estables "como Europa o las empresas, que son clave, aunque queda mucho por hacer". Jáimez reconoce el esfuerzo de la universidad asturiana para llegar a los fondos europeos "donde la competencia es muy grande y pese a ello se mantiene el nivel".

Pero no sólo los recortes afectan a los investigadores más jóvenes. El exrector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, del departamento de Química Orgánica e Inorgánica, confirma la "desmoralización" entre los investigadores. "Hay gente del entorno de los 60 años que cuando se queda sin financiación ya deja totalmente de investigar", explica. Pero la mayor preocupación es por la situación de los recién titulados, que optan por abandonar la carrera investigadora o irse al extranjero "y eso es peligrosísimo".

Pone el ejemplo propio: "En mi grupo hace ocho años éramos más de 20 personas, ahora somos casi la mitad".

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