La carretera N-634 fue reabierta ayer al tráfico tras ocho meses cerrada por las obras de contención de un argayo de grandes dimensiones a la altura de Porciles (Salas) y que ha supuesto una inversión de 4,3 millones de euros por parte del Ministerio de Fomento. Así, a mediodía, se reestableció la circulación en el tramo entre Casazorrina y La Espina, que forma parte de la inacabada Autovía Oviedo-La Espina. El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, indicó que "más pronto que tarde" la autovía será una realidad y dijo que "no se puede perder ni un segundo más". Está prevista la apertura antes del verano del tramo Doriga-Cornellana, como ya anticipó LA NUEVA ESPAÑA.

El delegado del Gobierno aludió a la decisión del PSOE de absternerse en la futura investidura del Presidente y afirmó que las decisiones políticas de los últimos días "harán que se recobre el ritmo" en las obras para culminar la autovía, que dependen de la construcción de seis viaductos entre Doriga y Casazorrina (Salas) y cuyos trabajos avanzan a buen ritmo. "Ya está ahí, aunque es un pedazo de obra, pero hay que darse cuenta de que, con todos los respetos, ésto no es Castilla, donde siete kilómetros de autovía se hacen casi por teléfono", afirmó De Lorenzo.

La reapertura tras ocho meses cerrada es posible gracias a la obra de ingeniería realizada para eliminar la masa de tierra que se desprendió en febrero pasado y que aumentó hasta cubrir toda la calzada días después. En total, han retirado 50.000 metros cúbicos de tierra, que se han empleado para crear la base de la segunda calzada, aún sin construir. El representante del PSOE salense, Celestino Morán, preguntó a De Lorenzo si el material es el adecuado, a lo que el delegado del Gobierno respondió que se puede utilizar empleando los tratamientos necesarios. "Tendrá las mismas condiciones que en el resto de carreteras", agregó.

Los trabajos fueron ejecutados por la empresa Azvi y aplicaron modernas técnicas de ingeniería. Se instaló una pantalla con anclajes, compuesta por 180 micropilotes de acero rellenos de hormigón, fijados a veinte metros de profundidad, que permiten la sujección del terreno y también asegura la estabilidad de las casas, cercanas al desprendimiento. Los operarios excavaron con máquinas hasta la base del argayo y crearon un drenaje con piedras para que el agua discurra y evite los desprendimientos. Sobre ella, una malla metálica y una mantilla, donde crecerá hierba y árboles.

Además, se repararon los caminos afectados por los trabajos en el argayo y se realizó una obra de emergencia preventiva, tal y como detalló Manuel de la Cruz, delegado de Azvi. Se detectó un pequeño argayo por rotura en un lateral del talud, que se fijó con una escollera ya que podría poner en peligro la estabilidad de los métodos incluidos en la contención del argayo. "Es una obra más sencilla pero que también tiene su dificultad", añadió.

La reapertura del tramo entre Casazorrina y La Espina era muy esperada en la zona porque durante estos ocho meses los vecinos de la comarca tenían que desplazarse por la antigua carretera nacional y subir el puerto de La Espina. La contención del argayo de Porciles quita los palos en la rueda para concluir la Autovía Oviedo-La Espina, de la que faltan 7 kilómetros.