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Tomé haría del viejo HUCA "un 'ecobarrio' sostenible para vivir y trabajar"

El geógrafo analiza los retos de Oviedo abogando por un conjunto de usos tecnológicos para La Vega y por rehabilitar, desprivatizar y despeatonalizar

Sergio Tomé, durante su charla de ayer en el RIDEA. LUISMA MURIAS

Desmontando la ciudad, en un mecano en el que cada pieza es la herencia que ha dejado una forma de concebirla, Sergio Tomé tomó el bisturí para abrir Oviedo en canal. La reflexión del geógrafo, la segunda del ciclo de nueve que analizará las oportunidades del área metropolitana central de Asturias a instancias del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y del Colegio de Arquitectos de Asturias, descargó una tormenta de ideas capturadas a pie de calle sobre los mejores modos de repensar la capital. O de reutilizarla. Propuso el profesor un "ecobarrio" para el erial del viejo hospital y una mezcla de usos vinculados a la economía digital en el páramo de la fábrica de armas, pero también una reducción de la "hipertrofia" de la peatonalización, una solución pública para los 18.000 pisos vacíos, una estrategia de rehabilitación de la edificación obsoleta e ineficiente del desarrollismo, alguna desprivatización de servicios, un impulso hacia el desarrollo sostenible, alguna enmienda a la totalidad de partes y etapas completas de la ciudad y hasta una opción por negarse a terminar de pagar algunos "macroproyectos de dudosa necesidad" y financiación pendiente.

Un "ecobarrio". Su despiece de la ciudad, del tejado a la baldosa, no empezó por lo más sensible de las oportunidades que se le abren al futuro en forma de enormes y relativamente céntricos espacios vacíos, pero tenía que terminar llegando a ellos. La "vieja ciudad sanitaria", o los terrenos que ocupó el hospital en El Cristo, "reúne las condiciones idóneas para desarrollar allí un 'ecobarrio'", se lanzó Tomé, o "un modelo de asentamiento sostenible para vivir y trabajar" con formas distintas de convivencia y modelos diversos de alojamiento, con oficinas y "zona rural", "una monada" que en otros países financia el "partenariado", una suma heterogénea de aportaciones de administraciones diferentes.

"Usos combinados en La Vega". Sabe el profesor que eso no va a ser posible en el corto plazo y opta por eso por empezar poco a poco, actuando "por partes". Sabe también que en la vieja fábrica de armas de La Vega "lo imperativo es salvarla de la ruina", restaurar, "evitar el deterioro". Piensa para ello en "una escuela-taller con recursos públicos" y en una apertura a visitas. Para más adelante, "veo indefectiblemente una solución de usos combinados pensando en la economía digital y en la alta tecnología, con protagonismo de la Universidad".

La ciudad antigua contra el "imperio del ocio". Sergio Tomé fue quitando capas, atravesando la superposición entremezclada de herencias que componen el Oviedo actual y al encontrar la más antigua, el centro histórico, apuntó en el haber de la ciudad "la reutilización de edificios singulares para uso público". Se dijo partidario de retornar a las preguntas que se formularon en los ochenta y de "retomar aquel concepto de rehabilitación urbana" buscando una "respuesta integral" que se contraponga, deseó, al "imperio del ocio banal que se ha comido la ciudad antigua".

"Rehabilitar". El escalpelo del profesor de la Universidad de Oviedo tropezó con el vestigio del desarrollismo de la parte central del siglo XX y localizó sus secuelas no en todas partes, sólo en aquellas por las que se propagó la "fórmula empobrecedora del barrio masivo, de la edificación densa y cerrada y de baja calidad", de poco confort y casi nula eficiencia energética, a la que urge aplicar la fórmula mágica de la "rehabilitación". Y sí, se respondió, en la financiación del remedio debería intervenir decisivamente la Administración "a través de empresas mixtas o públicas".

La paradoja peatonal. El orgullo del cambio de siglo, aquella fiebre peatonalizadora de los "planes de choque" ha degenenerado en "hipertrofia", al decir de Tomé. Su suma con la ausencia de una ronda exterior determina "una enorme presión del tránsito rodado sobre las vías de circulación abierta" y completa la paradoja: en la ciudad del peatón "el tiempo de espera para cruzar los semáforos no tiene parangón en ninguna ciudad de España", termina el geógrafo, abierto partidario de "despeatonalizar alguna calle" y de redistribuir su trazado de modo "que formasen recorridos completos".

La herencia "neoliberal" y "dejar de pagar". La "más peliaguda", a su juicio, vuelve a venir de los noventa y del "urbanismo de imagen" que construyó una ciudad "más desigual" e hizo proliferar privatizaciones "del suelo, del subsuelo y de servicios urbanos que habría que valorar rescatar". Sobre una foto del Calatrava por fuera y de otra interior de los locales vacíos en su centro comercial, Tomé abogó por "no terminar de pagar" algunos "macroproyectos de dudosa necesidad, con sobrecostes casi imposibles de justificar y que la ciudad no ha terminado de absorber".

El "espejismo" de Uría. Se proyectó una foto de un autobús híbrido ante la muralla de Ávila y el profesor se preguntó ¿por qué no? después de asegurar que "Oviedo se está quedando rezagada en los avances del desarrollo sostenible". Salió Uría y lamentó el "espejismo" de la "impresión de vitalidad que da el centro de una ciudad que en realidad está bastante estancada". Delante de la imagen de un bloque de pisos, reflexionó sobre los 18.000 vacíos que calcula el Ayuntamiento que quedan en la capital y adelantó que "la Administración debe convertir en vivienda pública los pisos de los bancos. Al menos, una parte de ellos".

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