El anuncio de Mariano Rajoy de anular el "efecto académico" de las reválidas de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) ha dejado "muy satisfecho" al consejero de Educación, Genaro Alonso, quien recuerda no obstante que "la decisión no significa que no haya que realizarlas".

Un día después de la huelga estudiantil en toda España, Rajoy usó la LOMCE como moneda de cambio en el debate parlamentario que previsiblemente culminará mañana con su investidura como presidente del Gobierno.

Quitar los efectos académicos a las reválidas es -desea Alonso- "el primer paso para su erradicación" y en último extremo para la derogación de la actual ley educativa, pero recuerda que "una ley se deroga con otra" y para eso hace falta una mayoría. Mientras tanto el responsable de la Educación asturiana aboga por "medidas puntuales que dejen sin efecto" algunos de los puntos de la LOMCE. Que cunda, en fin, el ejemplo de las reválidas.

Sin salida

Principado y Universidad de Oviedo habían acordado días atrás la gestión de la reválida de final del Bachillerato, la que abre la puerta a los estudios superiores y que en Asturias se quiere que sea muy parecida a la actual PAU. Es la postura defendida ayer por la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas, la CRUE.

El nuevo escenario abre muchas incógnitas. Si la reválida tras el segundo curso de Bachillerato no tiene efectos a nivel de titulación ¿los tendrá como prueba sustitutoria de la Selectividad?

El consejero Genaro Alonso asegura que el anuncio de desactivación de las reválidas "era esperado y esperable. La contestación contra esas pruebas era tan fuerte que no cabía otra salida". Pero la decisión del Ejecutivo en funciones, tomada sin duda en busca de apoyos de investidura, tiene a corto plazo consecuencias limitadas. Este año, por ejemplo, suspender la reválida de Bachillerato no suponía dejar de titular, según el calendario de la LOMCE.

Para el PP y el Gobierno que se forme en los próximos días la suspensión de los efectos académicos de las reválidas es un alivio. La LOMCE se ha convertido en una ley incómoda, defendida por un ministro que ya no está, y soportada por el actual ministro Íñigo Méndez de Vigo que -dicen las malas lenguas- no cree mucho en ella. Hay quien piensa que el siguiente paso será derogar las tres reválidas de la LOMCE.

La de Primaria está recurrida por el Principado, que también anunció recurso ante el Tribunal Supremo contra las dos de Secundaria. Las suspensiones a medias de las reválidas fueron saludadas por todas las comunidades, incluso las gobernadas por el PP.