Gijón, J. M. REQUENA

Gijón, una ciudad habituada a las máscaras, no parece este año, al menos a nivel escolar, demostrar excesiva pasión por la celebración importada de los disfraces y las calabazas. No fueron muchos los centros educativos gijoneses que organizaron eventos para celebrar la festividad procedente de Norteamérica, quizás por la influencia del largo puente festivo, quizás por la falta de implantación de esta tradición extranjera. Apenas un puñado de colegios incitaron a sus alumnos a ir disfrazados, como la Escuela de Educación Infantil Gloria Fuertes, en el barrio del Llano o el Colegio Público Atalía, de La Calzada. En los lugares en los que afloraron disfraces y calabazas, las opciones por las que más pequeños se decantaron fueron, las tradicionales brujas por parte de las niñas, eso sí, todas distintas, cada una aportando su toque personal; y los padawans de Star Wars por parte de ellos, debido al estreno, este mismo año, de la séptima película de la saga.

Parece que los gijoneses prefieren este año celebrar la fiesta a la carrera, sumándose a la moda del running en la Halloween Race 2016, que reunirá el lunes a partir de las ocho y media de la tarde en el Parque de los Pericones a decenas de corredores caracterizados para la ocasión, con disfraces y maquillajes para echar a correr de miedo.