A la mañana siguiente, el móvil de Ramón Argüelles tiene llamadas de responsables de Podemos. Del PSOE, hasta primera hora de la tarde de ayer, sólo la felicitación del portavoz en el Ayuntamiento de Lena. El que pronto será exalcalde, el nuevo coordinador general de IU de Asturias, llegó ayer al mando de la organización con un mandamiento de confluencia hacia dentro -mano tendida a los rivales derrotados para "una dirección compartida"- y otro hacia fuera en sentido "amplio", de acercamiento no sólo a Podemos, también al resto de la izquierda para conseguir algo así como una "marea" de aquí, una "Asturias en común" frente a un PSOE al que ve "divorciado" de sus bases. Argüelles, feliz en un día que ve "de luto" para la izquierda por la abstención socialista, dice que le ha elegido el militante que "quiere que IU cambie".

-¿Encaja el resultado con su expectativa?

-Lo veía complicado por el perfil de mis compañeros de viaje. Eran rivales a tener en cuenta y sabía que no habría grandes mayorías. En la campaña me quedó claro que pese a que podíamos tener ideas distintas en lo particular, en lo general confluimos todos en el mensaje y espero que empecemos a sumar desde hoy.

-¿Cómo?

-Les citaré para que nos reunamos mañana y consideremos la posibilidad de llegar con una lista conjunta a la asamblea que elegirá a la coordinadora. Me gustaría que pudiéramos ofrecer a los militantes una lista que salga elegida por unanimidad. Sería un gran adelanto que, ya que coincidimos en el mensaje, coincidamos también en las personas y espero que de esa asamblea surja una dirección compartida.

-¿Qué quiere que cambie en la organización?

-Debe acercarse más a los municipios. Quizá sea deformación profesional, pero considero que no debemos ser unos meros receptores de llamadas de las agrupaciones municipales cuando tienen un problema, sino mantener un contacto muy cercano con ellas. No sé si es cambiar, pero también debemos instaurar un procedimiento de abajo arriba. Hay decisiones importantes que no puede tomar ni el coordinador ni la dirección, en las que hay que hacer cómplices a los militantes.

-¿Cuáles?

-No vamos a marearles cada diez minutos, pero por ejemplo los acuerdos de investidura, los posibles pactos presupuestarios o de gobierno no los podremos decidir nosotros.

-Ni la ruptura del pacto de investidura con el PSOE.

-En efecto. Debemos analizar qué falta por cumplir y en la asamblea decidir la estrategia a seguir. Pero también hemos de hacer hincapié en contar mucho más con los jóvenes, que están organizados, que son trabajadores.

-Hubo quien vio en la coalición electoral de la confluencia mucho Podemos y poco Unidos. ¿Qué piensa?

-Puede ser. Cualquier confluencia va a sembrar recelos y en ésta pudo haber habido alguna desincronización, pero nos benefició. Veníamos de obtener dos diputados con casi un millón de votos, de ser casi una fuerza marginal, y ahora tenemos dos diputados asturianos de Unidos Podemos. Tenemos que buscar líneas de colaboración con Podemos, pero hay otros movimientos representativos, como Equo, Alternativa Socialista o Izquierda Asturiana, que también pueden llegar a configurar aquí, por qué no, una "Marea", una "Asturias en Común". Esa es una de las fórmulas posibles para presentar una verdadera coalición de izquierdas. El método puede ser éste u otro, pero debe servirnos para ser más fuertes, para aunar voluntades sobre todo ahora que el PSOE tiene este divorcio entre las clases dirigentes y las bases.

-En Asturias hubo roces de camino hacia la coalición. ¿Cómo cree que se comportó Podemos?

-Hubo desencuentros que tenemos que evitar. La confluencia no debe significar que una fuerza sobrepase a la otra. Somos partidos distintos que compartimos algunos objetivos y debemos construir la confluencia desde el respeto. Lo que no tiene sentido es que en la Junta parezca que somos enemigos. Mi idea es que respetando las identidades y cada uno en su terreno encontremos líneas de acuerdo para obligar al PSOE a girar a la izquierda. Si nos apaleamos entre nosotros, el que se va de rositas es el Gobierno.

-¿Ha llegado a ser una asignatura pendiente convencer al votante de que IU sigue teniendo futuro de forma autónoma?

-Cuando hablamos de acercar esto a los municipios y de trabajar en confluencias estamos hablando de integrar a gente desencantada. IU tiene su fortaleza, es un actor importante de la sociedad asturiana, y debe poder ofrecer soluciones a los problemas reales de la gente, tener un discurso coherente y aplicarlo.

-¿La abstención equivale a la ruptura del pacto de investidura?

-Completamente. Hoy es un día negro para España, estamos entregando cuatro años de prórroga al gobierno de los recortes y la corrupción y eso debe servir para que las fuerzas de la izquierda tendamos puentes para cambiar esa situación.

-¿Dinamita para los puentes del entendimiento entre IU y el PSOE en Asturias?

-Tiene que haber diálogo, pero el nivel de confianza ha descendido a mínimos. Para poder llegar a un acuerdo presupuestario, aparte de que debamos someterlo a una consulta vinculante con nuestras bases, tienen que darnos garantías de que eso pueda servir para algo, porque hoy la izquierda asturiana está de luto.

-¿Cómo se resentirán sus relaciones?

-El PSOE es quien debe buscar apoyos y decidir si quiere girar a la izquierda o volver a pactar los presupuestos con el PP. La pelota está en su campo, pero el acuerdo, en realidad, no existe. Consistía en investir a Fernández a cambio de unas contraprestaciones. No hay pacto de legislatura ni una moción de censura es la solución. No tendría sentido unirse al PP para derribar a un gobierno socialista.