Los mayores de 65 años comenzaron ayer a acudir a los centros de salud y al conjunto de los 191 puntos de vacunación de la región para protegerse frente a la gripe. Mientras en algunos lugares la afluencia de pacientes fue escasa debido al puente festivo, y el flujo aumentará a partir de mañana miércoles, en otros centros las agendas de los enfermeros ya estaban ayer completas para toda la semana. "Soy farmacéutica; me pongo la vacuna desde el primer año que la ofrecieron", explicó Juanita Esteban Martín, de 83 años, momentos después de ser pinchada en el centro de salud de La Ería (Oviedo).

Las campañas de inmunización frente a la gripe se iniciaron en Asturias en 1987. En la presente edición, están llamados a protegerse contra el virus algo más de 200.000 asturianos que forman parte de los diversos grupos de riesgo. Se trata de personas en las que, por su edad o su estado de salud, se considera estratégico prevenir las complicaciones de la gripe. Los expertos matizan que la vacuna no evita la enfermedad, pero la hace más llevadera, una diferencia que para determinadas personas puede resultar decisiva. Al menos, esto es lo que se desprende del balance de la epidemia gripal del pasado invierno realizado por la Consejería de Sanidad, según el cual Asturias registró el pasado invierno 178 hospitalizaciones provocadas por la gripe. De ese total de pacientes, 72 requirieron ser ingresados en la uvi. La epidemia gripal provocó 16 muertes, "la mitad de ellas potencialmente evitables si esas personas se hubieran vacunado, porque pertenecían a colectivos de riesgo, deberían haberse inmunizado y no lo hicieron".

La campaña de inmunización comenzada ayer se prolongará hasta el 31 de diciembre. El Principado ha adquirido 217.000 dosis con un presupuesto de 622.520 euros. La aspiración de las autoridades sanitarias habla de lograr una cobertura de la vacunación del 65 por ciento entre las personas mayores de 65 años, de modo que se recuperen las cifras anteriores a la pandemia del invierno 2009-2010, momento a partir del cual se hizo patente un creciente escepticismo hacia la vacuna por parte de las personas mayores.