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JOSÉ CARLOS NÚÑEZ | Psicólogo, nuevo decano de la Facultad de Psicología

"Los profesores sienten desamparo; no se ven con apoyo del sistema educativo"

"La violencia escolar abarca una realidad muy amplia: las familias deberían tener más relación con la escuela, eso ayudaría a prevenirla"

José Carlos Núñez, decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo. MIKI LÓPEZ

José Carlos Núñez, psicólogo y pedagogo, acaba de ponerse al frente de la Facultad de Psicología. Tras varios años como director de departamento, decidió retomar las labores de gestión y cuando varios compañeros se lo plantearon -"me animaron y me dejé animar", precisa él- no dudó un instante. Coruñés de nacimiento, aunque afincado en Asturias desde que en 1987 comenzó a trabajar en la Universidad de Oviedo, Nuñez afronta esta etapa con varios retos en lo académico -la incorporación de nuevos posgrados- y en lo personal -"lograr que todos en esta Facultad sigan igual de confortables que hasta ahora".

-¿Prioridades??

-Acabo de elegir ahora al equipo y este año lo vamos a utilizar para aprender de las cosas que se estaban haciendo. Las que funcionen intentaremos seguir y las que se puedan mejorar, las mejoraremos. De cara al mandato intentaremos culminar algunos retos en los que ya estaba el anterior equipo decanal: un posgrado en alguno de los campos de logopedia, que había hecho algún intento pero no se había estimado oportuno por parte de la Universidad. Y por otro lado también está el tema de Criminología que en principio cuando accedió a rector Santiago García Granda se comprometió a que fuese un grado, siempre que el Principado lo considerase así.

-¿Qué hay avanzado sobre el nuevo grado de Criminología?

-Se había hecho ya un plan de estudios pero no salió. El actual Rector parece que está en la idea de ponerlo y ahí tenemos otro reto como centro y tendremos que participar en todo lo que esté en nuestra mano para construirlo lo mejor posible. Luego, también en relación a Psicología deberíamos intentar el posgrado de Psicología Educativa y, el otro, más orientado al ámbito social y jurídico que también tiene bastante demanda.

-¿Qué puede aportar la Psicología a la hora de abordar los conflictos en el ámbito escolar?

-Entre la Psicología y la Educación existe una relación natural. Para abordar los asuntos de la educación de los niños la psicología es imprescindible, tiene muchísimo que decir. En la escuela los chavales desarrollan dos aprendizajes: el de los contenidos y el que tiene que ver con su desarrollo personal. Ahí la Psicología tiene que ayudar al sistema, a los padres y a los propios niños a entender cómo se produce ese proceso de construcción de las competencias personales.

-¿Qué está pasando en el ámbito educativo?

-El problema que tenemos es que cuando los profesionales de la Psicología pero también de la Educación (pedagogos) nos situamos dentro de un contexto nos encontramos en que nos limita nuestra relación entre nosotros y con las normas. Ahora mismo estamos pasando por un complicado momento puesto que nos dedicamos a la orientación educativa, sino a veces a dar clases si es necesario y, al final, el profesional que está allí no es un psicólogo ni un pedagogo sino un profesor.

-¿Hay alternativas?

-Llevamos al menos 6 años luchando para cambiar esa figura y darle un enfoque más profesional. En realidad lo que queremos es que el psicólogo o el pedagogo formen un cuerpo, como había antes. Cuando eso se cambió era porque se pensaba que todas las partes que estuviesen trabajando en un sistema deberían formar parte del sistema y si un profesional de la orientación iba a trabajar con profesores debería formar parte de ese cuerpo pero creo que eso no ha sido bueno porque el orientador ha perdido mucho de pedagogo y de psicólogo y se ha convertido en otra cosa. En este máster que queremos implantar queremos darles esa formación que deberían tener para intentar resolver situaciones de riesgo que podrían llevar a problema de violencia o de acoso en los centros.

-¿A qué atribuyen el repunte de casos de violencia y acoso en las aulas?

-Los problemas de convivencia muchas veces se enfocan únicamente como si fuese un problema de los niños en la escuela y todos los profesionales de la orientación y de la educación en general sabemos que no es un problema que no solo tiene que ver con variables de la escuela, ni tampoco de personalidad del niño. Es un problema que tiene una realidad más amplia: por ejemplo es también la familia y el modo de abordar el tema. La familia debería tener un poco más de relación con la escuela ayudando así a que estos problemas no apareciesen pero, por otro lado, está la normativa: no quiero decir que el niño esté demasiado protegido, pero sí es verdad que tenemos una regulación en la que casi no puedes decirle al niño que hay unas normas. Y los profesores muchas veces ante esa situación se inhiben porque piensan que si entran, igual se meten en un lío. Ellos adquieren lo que el ambiente les permita.

-¿Cómo influye el clima del aula en la aparición de problemas en el aprendizaje?

-El tema del aula es muy importante y todos tenemos la experiencia de que con unos profesores con un buen clima de aula aprendías un montón y con otros no aprendías tanto; entonces yo creo que el clima del aula es crucial porque va a influir en la motivación de los chavales, cómo aprovechen el tiempo en la escuela y el tema de los deberes tan de moda y tan polémico. Si en clase no tienes un buen clima y no puedes aprovechar el tiempo, el profesor es responsable, ante todo, de que el niño domine esos conocimientos porque luego vamos a Pisa y la hemos liado.

-No todo estará mal?

-Debería plantearse muy seriamente la importancia que tiene la formación del profesorado porque al final eso se convirtió en una rutina para cubrir el expediente, no digo que esté mal pero ahí los gobiernos deberían invertir muchísimos esfuerzos porque ahí está una gran parte de lo bueno o de lo malo que saquemos de estos chavales. Y luego aunque les formamos tiene que haber un sistema educativo que les apoye. Ahora mismo los profesores no están muy apoyados por el sistema educativo; les paga porque tiene una obligación con ellos pero a la hora de la verdad ellos se encuentran un poco desamparados. Hay que exigirles y ofrecerles una formación de calidad pero también tenemos que darles confianza, autoridad para hacer posible que se sientan respaldados en su labor.

-¿En la Universidad se sienten igual de maltratados?

-Para nada. Es un mundo muy distinto. Los chicos ya no son adolescentes y vienen a realizar sus estudios superiores convencidos de que es lo que quieren y, además, tienen unos objetivos vitales que no son los de los chavales de 14 años y los profesores también lo tienen bastante bien porque la Universidad les respalda. Pero tenemos algo que no hay en Secundaria: a los profesores se nos evalúa por lo que hacemos. Para que un sistema funcione tienes que ver qué está pasando y cómo funcionan sus elementos. Si evaluamos a los alumnos habrá que evaluar también a los profesores para ver qué es lo que no funciona.

-¿Cómo viven su estado, a medio camino entre Ciencias Sociales y de la Salud?

-En términos generales, la Psicología hoy en casi todas las universidades está en Ciencias de la Salud, aquí también, y en general aparecemos en Ciencias de la Salud. Antes estábamos en Ciencias Socio Jurídicos. Hay algunas cosas en las cuales todavía nos regimos por los criterios de las Ciencias Sociales, incluso muchas áreas de conocimiento como Psicobiología, Psicología Clínica? su investigación y docencia está claramente vinculada con Ciencias de la Salud. Pero después hay otras áreas como la mía, Psicología Evolutiva y de la Educación o Psicología Social que todavía estamos bastante unidos a las Ciencias Sociales.

-¿Cómo están viviendo los cambios en la etapa precedente a la Universidad y en la educación superior, propiamente dicha, tras Bolonia?

-Hemos hecho un cambio, no solo de estructura, de 5 a 4 años en los grados, sino en la propia dinámica de cómo se ha llevado a cabo que también ha propiciado cambios en la forma de trabajar con los alumnos y de trabajar ellos. En cuanto a la etapa previa la Universidad ni siquiera el hecho de que haya (o no) reválidas va a afectar demasiado al progreso de los chavales, a veces se exagera demasiado el posible impacto.

-Dos tercios de los jóvenes entre 16 y 29 años ven más útil la FP que la Universidad. ¿Qué le parece?

-Es algo que hasta ahora no era así y es una buena noticia. No todos los trabajos requieren titulados superiores y siempre nos preguntamos por qué la gente siempre piensa en clave de Universidad y no en formarse en un grado para ser bueno en muchos de los trabajos que hay. No pueden trabajar de psicólogos 120 psicólogos que salen cada año. Es buena una formación superior y hay estadísticas que dicen que tienen más posibilidad de trabajar que las que no lo tienen pero quizá eso no es del todo cierto. El problema es que nuestra sociedad, nuestros padres, nuestras familias consideran que lo normal es realizar estudios universitarios.

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