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"La aventura no es marchar, sino volver a Asturias", lamentan los investigadores

Los científicos achacan los fracasos en el retorno del talento a un modelo engorroso y caduco y a la falta de interés de empresas y sociedad

Bermúdez, González, Ovín, Borge y Cuevas. PABLO PARIENTE

"La aventura no es marcharse al extranjero, sino volver a Asturias". La frase resume las tesis de los cinco investigadores que ayer protagonizaron la primera sesión del foro sobre ciencia, organizado por la Universidad de Oviedo y el Instituto Nacional del Carbón (INCAR), con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA y la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

Ayer tocaba analizar el éxodo y el posible retorno de los talentos asturianos. Como punto de coincidencia: marcharse no sólo no es malo, sino que puede ser muy bueno. "Todo científico necesita salir al extranjero para crecer", aseguró Zoraida González, investigadora del INCAR.

"Hablar de movilidad supone movimiento en ambas direcciones. Aquí solo salimos y no se van los mejores, se van todos. La generación asturiana más preparada de la Historia ya no la tenemos", añadió José Miguel Bermúdez, investigador del Imperial College, de Londres.

El vicerrector de Extensión Universitaria, Francisco Borge, contó su caso para explicar que el éxodo no es una novedad. "Acabé mis estudios en 1992 y aquí no tenía sitio. Salí, iba a quedarme un año y me quedé ocho, y esa experiencia no la cambiaría por nada. El problema no es irse porque nuestros jóvenes no se van a limpiar cunetas. El gran problema es que como sociedad no tenemos ni capacidad ni interés de que vuelvan".

La investigadora del INCAR, Concepción Ovín, matizó: no es lo mismo movilidad que éxodo. "España es uno de los países de los que más gente cualificada se va, y no sólo del mundo de la ciencia", dijo. ¿Qué falla? Ovín lo tiene claro: "falla el modelo, este país no cree en la investigación y el interés de la mayoría de las empresas se queda en anecdótico". Al debate, celebrado en el Aula Magna de la Universidad, en Oviedo, acudió un grupo de interesados e informados "pero no hay más público porque hoy juega el Real Madrid", lamentó la investigadora.

El catedrático de Física e investigador del CERN Javier Cuevas considera "natural" que en un entorno de "globalidad" haya investigadores "que se formen fuera" pero coincidió en que el modelo universitario no ayuda a la hora del retorno. "LLevamos muchos años sin poder contratar de verdad". Cuevas, científico de experiencia y trayectoria, no cree que no haya interés por captar talento "pero hay cuestiones administrativas que lo ponen difícil, aquí se exigen currículos de 50 páginas cuando en cualquier otra universidad del mundo se piden cuatro folios. Y eso retrae. Hay que agilizar la Administración y los mecanismos de contratación".

El vicerrector Francisco Borge concreta las diferencias: "una universidad norteamericana, si ve un talento se lanza a por él como sea. Aquí, el premio Princesa de Asturias Hugh Herr tendría problemas para ser contratado. Hablamos de modelos distintos pero también de mentalidades distintas".

Zoraida González mencionó la palabra clave para el mantenimiento y la recuperación de talento. Se llama estabilidad. "En muchos otros lugares cinco años de contrato da ya margen de maniobra. Yo tengo uno de dos años y dos meses y aquí ya se considera algo estable".

José Miguel Bermúdez sugirió "potenciar el sistema de ayudas Ramón y Cajal, para que cientos de beneficiarios no se queden al final en la calle y se tengan que volver a ir". Y puestos a cambiar, sugiere hacer lo propio con la Ley de la Ciencia de 2011, que no funcionó. Cuevas pide "garantizar la financiación a medio y largo plazo", y Borge garantizar "que los investigadores tengan tiempo para investigar, sin tanta carga docente".

El debate fue moderado por el director de la EPI, Juan Carlos Campo.

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