La imagen elegida por la CEAPA, la mayor confederación de padres y madres de alumnos de España para su campaña contra los deberes es un caracol con una mochila cargada de libros. El eslogan: "En la Escuela falta una asignatura: mi tiempo libre". El sindicato ANPE contestó con otro lema: "¡Dejadnos dar clase!".

Hoy es día de huelga... de deberes. Inédita en España. Las familias encuadradas en la CEAPA, que en Asturias se agrupan en la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos "Miguel Virgós" han pedido abiertamente a los colegios e institutos que no pongan tareas escolares durante los fines de semana de este mes de noviembre.

La contestación de los sindicatos docentes no se ha hecho esperar y barrunta enfrentamiento. SUATEA califica la campaña de las familias de "desacertada" y pide a los profesores "no entrar en polémicas estériles".

Por su parte FETE-UGT recuerda que "diversos estudios demuestran la enorme importancia educativa de los deberes y suponen una herramienta para mejorar los hábitos de estudio y las actitudes hacia el trabajo del alumnado". O sea, sí a los deberes, pero "proporcionados, innovadores y no repetitivos".

El informe PISA 2009 pone el dedo en la llaga sobre esta cuestión y afirma que a partir de las cuatro horas semanales de deberes los resultados académicos del alumno apenas sufren variación. Se rompe así la idea de que a más deberes más rendimiento.

Cuatro horas parece ser una frontera, pero la media de los países de la OCDE, contando Primaria y Secundaria, se instala en unas cinco horas. En España en algo más de seis y los niños rusos se ponen en casi diez horas semanales.

Una invasión

Los padres y madres apelan a una "invasión" del tiempo libre, tras muchas horas de escuela. Los profesores recuerdan la libertad docente para programar y organizar la asignatura a su cargo. Lo que plantea la CEAPA -y la "Miguel Virgós" en Asturias- es una serie de actividades alternativas durante los cuatro fines de semana de noviembre.

Para el primero, que comienza mañana, propone cinco cosas: charlar de un tema de actualidad, visitar un museo, preparar conjuntamente una cena, escribir una tarjeta a los abuelos y practicar un deporte juntos. Y con un mensaje a los padres: "Prioriza las actividades familiares, no los deberes. Tus hijas e hijos lo necesitan".

El sindicato ANPE no se anduvo por las ramas para calificar la campaña de los padres: "estamos ante propuestas que incitan a la insumisión y al boicot", una campaña "que lanza un mensaje demoledor sobre la relación profesor-alumno que socava la autoridad del docente". ANPE pide "respeto y confianza en el profesorado".

La mayoría de los países de la OCDE contemplan los deberes, pero por cada hora de trabajo en casa de un alumno finlandés, otro alumno italiano tiene tres.

La campaña contra los deberes escolares tiene argumentos: resta tiempo libre, genera tensiones caseras, y abre la brecha entre familias con más o menos recursos culturales y económicos.

Los profesores esgrimen argumentos contrarios: los deberes fijan contenidos, ayudan a crear hábitos de estudio fuera del entorno escolar, animan al alumno a cumplir más allá de la presencia del profesor y obligan a las familias a involucrarse en las tareas.

Durante estos días las AMPAS de los centros públicos enviaron a las direcciones de los colegios e institutos una circular para informar al claustro de que durante noviembre "una buena parte de las familias no autorizarán que se pongan deberes escolares a sus hijos e hijas". Los padres explican las actividades alternativas "para garantizar el derecho de los niños al esparcimiento, al juego y a participar en las actividades artísticas y culturales". ¿Quién lo dice? Nada menos que la Convención de los Derechos del Niño.