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JUAN VERDE | Miembro del Comité Nacional de la campaña de Hillary Clinton

"Hillary tenía las elecciones ganadas, pero el FBI nos ha hecho muchísimo daño sin base jurídica"

"Clinton, por ser mujer, va a gobernar de una forma distinta y no debe pedir perdón por ello" "Creo que Trump tiene muy pocas probabilidades de vencer"

Juan Verde, con la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.

El canario Juan Verde, miembro del Comité de Finanzas de la campaña de Hillary Clinton, trabaja contrarreloj desde Nueva York en este tramo final de la recta electoral que desembocará en los comicios presidenciales estadounidenses del próximo martes. Verde, claro y conciso en sus explicaciones, conversa con LA NUEVA ESPAÑA sin haber digerido aún el "shock" provocado por la intervención en campaña del FBI, que el pasado viernes anunció la apertura de una nueva investigación a la ex secretaria de Estado. Para este asesor de empresas y gobiernos, que a sus 45 años ha participado en las cinco últimas campañas presidenciales, el FBI les ha complicado a los demócratas unas elecciones que, a su entender, tenían ganadas. Pese a todo, argumenta con detalle que Trump tiene escasas probabilidades de hacerse con la Presidencia, a la vez que les da a los demócratas un 50% de recuperar el Senado y apenas ninguna de hacerse con la Cámara de Representantes.

-Fin de campaña de infarto, ¿no?

-Sí, de infarto. Esta es mi quinta campaña presidencial y la verdad es que lo poco o mucho que sé he tenido que tirarlo por la ventana porque ha sido atípica. Este hombre, Trump, es un fenómeno difícil de entender. Que haya ganado a 17 candidatos republicanos en las primarias y que esté tan cerca de Hillary es como mínimo sorprendente.

-¿Cómo ha podido llegar hasta aquí, cuando hace un año nadie se lo tomaba en serio?

-Nadie, en efecto. Y me incluyo en la lista. Ha sido un candidato bastante poco convencional. No es algo que tenga que ver con la ideología y sí con fenómenos que estamos viendo a nivel mundial: Le Pen en Francia o Podemos en España, aunque no sean iguales ni mucho menos. Hay cierta apatía de un gran segmento de la población, que está harta de los políticos y los partidos tradicionales, y que busca frescura en la política. Quizás eso, combinado con la grave crisis económica, que sigue pasando factura, explica hasta cierto punto que se hayan dado las condiciones para que pueda haber surgido un Donald Trump en Estados Unidos.

-¿Cuánta responsabilidad ha tenido la prensa en el fenómeno Trump?

-Todos sabemos que los medios de comunicación están en mitad de una tormenta perfecta que está cambiando el modelo. Esto invita a reflexionar sobre el impacto de la prensa en las elecciones. Ha habido una cobertura desproporcionada de los medios de EE UU a favor de este hombre. Es una persona sensacionalista, de titulares fáciles y esto ha hecho que haya tenido un podio privilegiado en comparación con los otros candidatos republicanos y, particularmente, con Hillary. Como mínimo se ha ahorrado 2.000 millones de dólares en publicidad de campaña, pero no es sólo eso, es el tiempo que los medios le han dedicado.

-¿Cuántas probabilidades le da ahora mismo a Trump de vencer en las elecciones?

-Voy a contestar de forma muy directa: creo que tiene muy pocas probabilidades. Independientemente de que los sondeos nacionales muestren un empate técnico, lo cierto es que el sistema electoral estadounidense no se rige por una votación directa, como puede ser la española. Es un sistema de representación indirecta. En EE UU, lo que hay son 50 elecciones paralelas el mismo día. Cada estado tiene asignados unos votos electorales en función de su población y el candidato que obtiene el 50 por ciento más uno de los votos populares se lleva el cien por cien de los delegados. El colegio electoral se compone de 538 delegados, de modo que se necesitan 270 para ganar. Lo que digan las encuestas nacionales es irrelevante, porque no reflejan lo que está pasando en los estados clave.

-Entonces, ¿el campo de batalla son sólo los estados indecisos?

-Eso es. Ahora mismo son ocho estados.

-¿Por qué es tan importante Florida?

-Nosotros tenemos garantizados 253 votos electorales. Nos faltan, pues, 17 votos. Florida tiene 29. Si la ganamos, ya hemos ganado las elecciones. De modo que Trump tiene que ganar Florida para tener alguna posibilidad. Pero, además, nosotros probablemente ganaremos porque tenemos muchas más combinaciones para llegar a los 270. Por ejemplo, con Ohio y Virginia, ganamos. Con Virginia y dos pequeños, también ganamos. Y Trump tiene que vencer en los ocho estados indecisos y ganarnos además uno en el que tengamos una ventaja sólida. ¿Es posible? Sí, pero es poco probable.

-Defienda a Clinton. ¿Votarla es votar al mal menor?

-No soy, obviamente, la fuente más objetiva, pero no lo creo en absoluto. Es cierto que es una persona que lleva cuarenta años en el punto de mira de los republicanos y de los grandes lobbys a los que se ha enfrentado el partido demócrata en este tiempo: el lobby de la sanidad privada, el de la defensa, el del petróleo. Y todo esto pasa factura. Jamás antes habíamos tenido un candidato tan preparado y con tanta experiencia como Hillary. Tampoco un candidato que haya sido atacado durante tanto tiempo por tanta gente.

-Un ejemplo de ataque.

-La investigación sobre su actuación como secretaria de Estado en el asalto de 2012 a la embajada de EE UU en Bengasi. Ha sido la investigación más larga y más costosa de la historia de EE UU. Y sin embargo se llegó a la conclusión contundente de que no había habido ningún tipo de ilegalidad ni irregularidad por parte de Clinton. Pero ha sido un arma arrojadiza con fines políticos y electorales durante muchísimo tiempo.

-El pasado viernes el FBI ha reabierto, ya en fin de campaña, el asunto de los correos de su etapa como secretaria de Estado. Trump se ha recuperado en las encuestas.

-Seamos sinceros. El pasado viernes, Hillary Clinton tenía estas elecciones absolutamente ganadas y el FBI nos ha hecho muchísimo daño, hasta el punto de que ahora mismo hay un empate técnico en las encuestas nacionales. Lo que ha hecho el director del FBI, James Corney, es atípico y no hay precedente alguno.

-¿Quién es Corney?

-Empezó trabajando en el Congreso para los republicanos. Fue uno de los fiscales que se enfrentó a Bill Clinton en los año 90 en el intento de "impeachment" (destitución). Ha sido también fiscal en varias de las investigaciones del Congreso sobre Hillary. Y ahora, de la noche a la mañana, saca esta información, que no tiene base jurídica ninguna. Lo único que dice es que han encontrado unos e-mails, cuyo contenido desconocen, y que los van a investigar, por lo que reabren una investigación criminal. Eso ni es responsable ni sigue el manual de procedimientos del FBI. Es claramente un tema político.

-¿En qué va a mejorar EE UU si gana Clinton?

-Hay muchísimo en juego, no sólo para EE UU sino para el mundo entero. Jamás habíamos tenido dos candidatos tan distintos. Son dos modelos de país absolutamente opuestos. Por ejemplo, en salud pública, Trump ha dicho que va a abolir por completo la reforma sanitaria, que ha dado por fin seguridad social a más de 44 millones de personas que antes se moría en la calle porque no podía pagarse un médico. Trump no reconoce el cambio climático y dice que es un mito. En política internacional, pretende renegociar con los europeos la permanencia de EE UU en la OTAN, con lo que eso significa de cara a Rusia, que tiene pretensiones territoriales en Polonia, en Lituania, en Estonia. También pone en tela de juicio los tratados de libre comercio tanto con Europa como con el resto del mundo o el papel que debe jugar EE UU en entidades multilaterales como el Banco Mundial, el FMI o la ONU.

-¿Es cierto que habría riesgo de aislacionismo?

-Sí, y es francamente preocupante esa política de aislamiento de EE UU frente a la comunidad internacional. Ya lo vivimos durante la Gran Depresión de los años 30, cuando EE UU se volcó hacia dentro. Eso coincidió con la aparición de los nacionalismos de Hitler o Mussolini, que crearon las condiciones para la II Guerra Mundial. No digo que sea lo que va a ocurrir, pero sí que se cambiaría la estructura que ha dado estabilidad al mundo desde 1945.

-¿Cree que Clinton gobernará de una manera diferente por ser mujer?

-Creo que sí va a gobernar de una forma distinta. Tiene una sensibilidad muy distinta y no debe pedir perdón por ello. Una de las cosas que quiere hacer es un marco regulatorio que garantice la equidad de género, mientras Trump sostiene que el Gobierno no debe meterse en eso. Hillary, como madre, como abuela y como mujer, sabe que no tiene ningún sentido que en EE UU sigamos pagándoles a las mujeres un 35 por ciento menos que a los hombres por igual trabajo. Como padre de una hija, quiero que crezca en un país muy distinto, en el que alguien como Hillary acabe con estas injusticias. Otro ejemplo: Trump quiere liquidar la posibilidad de que las mujeres puedan abortar, mientras que Clinton cree que son las mujeres quienes deben decidir. La condición de mujer le da una ventaja y una visión completamente distinta.

-Con Obama hemos visto las dificultades de gobernar con un Congreso enfrentado al Presidente. ¿Pueden los demócratas hacerse con el Senado y la Cámara de Representantes?

-Hace falta que el Partido Demócrata pueda recuperar al menos una de las dos cámaras, porque, con el Congreso en contra, hemos vivido al menos cuatro años de parálisis total de Obama. Creemos que tenemos como mínimo un 50 por ciento de probabilidades de recuperar el Senado y prácticamente ninguna de ganar la Cámara de Representantes, donde la ventaja de los republicanos es demasiado amplia. Pero con la Casa Blanca y el Senado, que a diferencia de España juega un papel importante, se tiene muchísimo más margen de maniobra. Por ejemplo, un proyecto que la Cámara de Representantes no apruebe vuelve al Senado, donde se puede ratificar por mayoría simple.

-¿Qué EE UU recibió Obama y qué EE UU deja?

-No creo exagerar al decir que Obama ha sido el mejor presidente de EE UU en los últimos cincuenta años. Se le acusa de haber decepcionado. Decepcionó, claro, a la gente que creía que iba a acabar con la injusticia, la guerra y el hambre en 20 días y que lo iba a hacer en el mundo entero. El ha dicho siempre que, desafortunadamente, cuando se gobierna no se hace lo que uno quiere sino lo que le deja hacer la oposición. A la gente se le olvida que el desempleo en 2008 estaba casi en el diez por ciento y hoy está por debajo del cinco por ciento. Que el mundo financiero estaba al borde de un cataclismo mundial y que Obama salvó a la banca y salvó al sistema financiero de EE UU, poniendo además grandes controles para evitar que esto vuelva a ocurrir otra vez, igual que salvó a la industria automovilística.

-Sin embargo, su imagen mediática no refleja esto.

-Los medios de comunicación de EE UU han sido bastante injustos con Obama y han hecho un monstruo, un demonio, de alguien que no se lo merece. Pero espero que la Historia lo ponga al final en su sitio.

-Obama ha cambiado la visión que se tenía de EE UU en el exterior con Bush.

-Totalmente. Con Bush, EE UU era sinónimo de sistema unilateral, que no colaboraba con sus aliados estratégicos, incluida Europa. Era sinónimo de intervencionismo bélico en todo el mundo. Creo que como mínimo Obama ha restablecido la credibilidad internacional de EE UU, ha fortalecido las alianzas estratégicas, como la OTAN frente a Rusia, y ha creado un sistema que se basa mucho más en la colaboración. Clinton representa la continuidad de esa política exterior. Trump volver a donde estábamos hace treinta años.

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