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Los recursos del sistema universitario

La Universidad no rentabiliza la investigación pese a mantener la financiación del Principado

Asturias, la región que menos recorta su ayuda a la institución

La Universidad no rentabiliza la investigación pese a mantener la financiación del Principado

Asturias saca pecho por su Universidad pero rentabiliza menos que otras regiones los frutos de la actividad investigadora. El Gobierno del Principado es el que menos recorta en el presupuesto autonómico a la Universidad. En el último lustro esa mengua fue del 0,69% frente a otras comunidades como Madrid o Cataluña donde la financiación autonómica a las universidades públicas retrocedió un 22% y un 32%, respectivamente, entre el año 2000 y 2014. Sin embargo, esa situación privilegiada en la que podría situarse a la Universidad de Oviedo se invierte cuando se observa otro de los puntales de la actividad académica: la investigación. Los ingresos generados en este capítulo en la institución docente asturiana cayeron en ese mismo período un 35,8% debido, según explican los analistas, a que las aportaciones procedentes del sector privado registraron también los mayores descensos.

Comunidades vecinas como Galicia o Cantabria también recortaron en la financiación a sus universidades: un 4,80% la primera y un 15,79%, la segunda. No obstante, en Cantabria lograron incrementar en ese mismo tiempo hasta un 15% los ingresos generados por la actividad investigadora. En general, todas las universidades que mejoran en este capítulo lo hacen gracias a una mejora en la captación de recursos internacionales. La mejor referencia en este comportamiento se encuentra en las universidades catalanas, que aumentaron los ingresos por investigación en un 48% en 2014 -el último ejercicio evaluado en el informe de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE)-, consiguiendo el 31% del total de sus recursos financiadores en el extranjero.

La ralentización con la que están actuando la mayoría de los más de 8.500 grupos de investigación registrados en las universidades públicas españolas como consecuencia del brusco y persistente descenso de la financiación en los últimos años, tiene consecuencias presentes en el ámbito específico de la comunidad investigadora al reducir su dimensión, al tiempo que introduce elevadas dosis de incertidumbre para programar nuevas líneas de investigación.

Sobre este asunto se prevé que debatan hoy y mañana, los rectores de las universidades del G-9, el grupo que reúne a todas aquellas instituciones docentes públicas españolas que son únicas en sus respectivas comunidades autónomas. En el encuentro, bajo la presidencia del rector asturiano y presidente semestral del G-9, Santiago García Granda, se abordarán cuestiones técnicas y de funcionamiento como el reglamento de contratación de personal investigador, el catálogo "online" de servicios de apoyo a la investigación o las justificaciones de gastos, además de análisis de la situación investigadora referida a patentes, contratos, publicaciones y proyectos europeos en los que participan las universidades.

La reducción de la financiación en las universidades públicas españolas también ha repercutivo en una merma de la capacidad productiva de las plantillas. Según las estimaciones de la CRUE, en el período 2010-14 se destruyeron 7.500 empleos, entre personal docente e investigador (PDI) y personal de administración y servicios (PAS). Cuatro de las siete universidades públicas catalanas ocupan las primeras posiciones en la reducción de PDI en el último lustro. En Asturias, la plantilla de profesorado retrocedió en un 5%. Pero para el PDI ese descenso ha tocado fondo a la vista del ligero incremento experimentado desde hace dos años en las plantillas docentes a tiempo completo.

No obstante, la merma en la capacidad productiva de las universidad pública no solo se deriva de la pérdida de efectivos. Resulta clave también el envejecimiento de las plantillas y la ausencia de nuevas incorporaciones por la aplicación de unas tasas de reposición muy estrictas en estos años. Más preocupante resulta al considerar cifras de este tipo: el profesorado con más de 50 años aumentó en más de 12 puntos, situándose en el 66% del PDI en el año 214.

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