La lectura de tesis doctorales, uno de los termómetros del estado de la investigación en las universidades españolas, revela una situación desigual cuando se analiza el dato por comunidades autónomas. En Asturias se leyeron en el último ejercicio evaluado por la Conferencia de Rectores (CRUE) 232 tesis, cifra que dista mucho de las 2.366 leídas en las universidades públicas catalanas o las 2.436 de la Comunidad de Madrid, lo que lleva al Principado a ocupar los siete últimos puestos en el número de tesis defendidas en el curso 2014-15. En Andalucía se leyeron ese año 1.496 tesis y en la Comunidad Valencia 1.095. Por áreas, el Principado es más prolífico en la áreas de Ciencias y Ciencias de la Salud, que aglutinan la mitad de las tesis mientras que los ingenieros acaparan un tercio de los trabajos. Ese curso en el conjunto de España se presentaron 10.610 tesis.

En términos cuantitativos, la formación de nuevos investigadores en España derivados de la lectura de tesis doctorales resulta claramente inferior a la media europea, apuntan los expertos. La insuficiencia de los presupuestos estatales destinadas a estas tareas investigadoras es una cuestión que preocupa a los rectores y que, previsiblemente, marcará durante la jornada de hoy en el encuentro de los responsables de las universidades del G-9, que se citan desde ayer en Navarra para hacer frente común por este asunto. Preocupa que la investigación universitaria no haya sido debidamente atendida por los recursos públicos en los últimos años y así lo hizo saber el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, y presidente semestral del G-9, que representa a las universidades públicas que son únicas en su comunidad autónoma.

Según los datos del Ministerio de Educación, el número de tesis doctorales que se leen en España va en aumento, aunque no como cabría esperar. En 2011 fueron 9.487 tesis, un 8,5% más que el año anterior. Y en los últimos cinco años se incrementó un 36,6%. El 48,4% de esas tesis son leídas por mujeres.

El 56% de las personas que ha leído la tesis tiene menos de 35 años, y sólo el 19,5% tienen menos de 30 años. La distribución por edad de lectura de tesis es similar entre ambos sexos, sin embargo, el 61,1% de las mujeres lo hace con menos de 34 años, mientras que este porcentaje para los hombres se sitúa en el 51,1%.