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El debate de orientación política en Asturias | La contracrónica

La "cobra", por partida doble

La mano tendida del PSOE de la que recelan Podemos e IU es la que los populares quisieran apretar para sellar un Presupuesto improbable

Gaspar Llamazares (IU) se dirige desde su escaño al portavoz del Grupo Socialista, Fernando Lastra, junto a la diputada de IU Concha Masa. Abajo, las foristas Carmen Fernández, a la izquierda, y la presidenta y portavoz parlamentaria Cristina Coto. FERNANDO RODRÍGUEZ

La nota ingeniosa de la jornada de ayer es propiedad intelectual de Mercedes Fernández, portavoz y presidenta del PP. "El PSOE busca darle un beso a Podemos, pero le hacen la 'cobra'", dice más o menos a los periodistas tras la intervención de Javier Fernández en el hemiciclo de la Junta General. Ella añade que utiliza una expresión, la de "la cobra", que es propiedad de los jóvenes. La han puesto de moda Bisbal y Chenoa en su reencuentro televisivo para referirse al intento de beso que la otra parte esquiva con un quiebro de cuello, pero ya viene de viejo: incluso Casillas admitió que Sara Carbonero se la había hecho en el famoso beso del Mundial. La "cobra" siempre aflora cuando no hay amor correspondido, ni deseo, o el aspirante al beso se ha puesto pesadito. Y Podemos ni quiere ni desea un pacto presupuestario con el PSOE, digámoslo claramente.

Pero Mercedes Fernández y el PP también actúan con cierto despecho. ¿Va a negar la presidenta de los populares que le gustaría un acuerdo en las cuentas con los socialistas? Podemos le hace la "cobra" al PSOE, sí, pero también los socialistas esquivan las reiteradas llamadas de los populares para acordar un presupuesto, supresión del impuesto de sucesiones por medio. Nunca se besa a gusto de todos.

El gobierno de Javier Fernández tiene claro cuál es su aliado de referencia y allá lanza la pelota, al tejado de Izquierda Unida y de los Podemistas. La respuesta de ambos puede que sea la típica del fútbol de patadón infantil: "¡Bómbiala!". Y que acabe donde la suerte disponga.

Aquí, no se equivoquen, no se discute el amor, ni la afinidad política, sino las estrategias de cada cual. Y sobre todo, el cálculo del impacto de cada movimiento entre los propios: los militantes, los votantes. De ahí que resulte improbable, a fecha de hoy, que IU y Podemos acuerden un presupuesto para salvar los retos de Asturias; igual que no conviene apostar a que socialistas y populares aparquen diferencias, no sea que se les vea más amor del debido.

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