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Muchas adolescentes víctimas de violencia machista tienen parejas de hasta 40 años

Los expertos alertan de que el grueso de las jóvenes tienen entre 16 y 17 años y padecen maltratos psicológicos, físicos e incluso sexuales

Muchas adolescentes víctimas de violencia machista tienen parejas de hasta 40 años

La mitad de las jóvenes menores de edad que sufren violencia machista tienen parejas cada vez más mayores que ellas, algunos incluso de hasta 40 años. Esta situación ha sido detectada por los psicólogos del teléfono de la Fundación Anar, que ayuda a niños y jóvenes que sufren violencia de género y que llaman para contar sus experiencias y buscar soluciones. El 10% de las llamadas corresponden a niñas de 13 y 14 años, pero el grueso de las víctimas se encuentra entre las adolescentes de 16 y 17 años.

El Día Internacional contra la Violencia sobre las Mujeres, que se celebra el próximo viernes, día 25, pretende concienciar de esta lacra contra la que se ha iniciado una cruzada desde las instituciones y organizaciones, pero en la que se busca la implicación del conjunto de la sociedad para acabar con ella. Los maltratos psicológicos y físicos, y que pueden llegar al feminicidio, no respetan edades.

Año tras año aumentan las denuncias entre parejas adolescentes, pero un análisis más detallado saca a la luz datos cuando menos llamativos. Las jóvenes son víctimas de sus parejas en un 64% de los casos y de sus exparejas en un 36%. La mitad de estos hombres maltratadores son mayores de edad, pero cada vez se encuentran más casos en los que la diferencia de edad es muy importante. Incluso ha habido uno de una joven con un hombre de 50 años.

"Los padres no siempre conocen la situación. Saben que su hija sale con alguien, pero piensan que es un chico más o menos como ella. ¿Cómo van a pensar que sale con un hombre? Y ellos tampoco tienen ningún interés en que la familia le conozca, porque él sí es consciente de la situación", explica Diana Díaz, subdirectora de la Fundación Anar, el teléfono gratuito, confidencial y anónimo de ayuda a los niños y los jóvenes víctimas de la violencia machista.

"?empezamos bien pero poco a poco discutimos, me controla las llamadas, los mensajes, el ordenador, no me deja salir como todas mis amigas de fiesta, tengo que ir siempre con pantalón largo...". La frase corresponde al testimonio de una adolescente de 16 años que llamó al teléfono de Anar porque consideraba que tenía problemas en la relación con su pareja.

"Recibimos llamadas de la propia víctima, que en un 60% de los casos no es consciente de que lo es. Hablan de las dificultades que tienen en su relación sentimental, del miedo que a veces sienten por lo que les dicen sus parejas, pero son los psicólogos que las atienden por teléfono los que van descifrando la realidad y descubren por lo que cuentan de que está viviendo una situación de violencia de género", explica Diana Díaz. "Solamente son conscientes de su situación en casos ya graves, en los que han sufrido incluso agresiones físicas".

Y es que la violencia machista en la adolescencia es fundamentalmente psicológica, de control y manipulación sobre la joven. La sexóloga Sara Rodríguez lo ha analizado a fondo, con un estudio a 1.700 estudiantes de institutos asturianos de tercero de la ESO a segundo de Bachillerato.

"La violencia psicológica ronda el 70%, mientras que la física está en el entorno del 15%. También hay coerción sexual, con entre el 8 y el 9% de los casos. Pero es la manipulación y el control lo más habitual", explica esta experta.

Los testimonios recogidos en el teléfono de Anar revelan cómo se traduce en las víctimas esa violencia. "?Yo le quiero con locura, más que a mi vida, soy la culpable de todo el daño que pasa él; él se pone así porque dice que le pongo nervioso", relata una adolescente de 16 años en su llamada. "Cuando discute con su madre me dice que es por mi culpa, luego me viene llorando, se queda en mi portal, me persigue, me vigila, pregunta a la gente por mí si no me encuentra", cuenta otra joven de 17 años.

El grado e intensidad de la violencia aumenta y pasa a las amenazas y coacciones, sobre todo si el agresor detecta que la joven le quieren abandonar.

"?Tengo que estar con él porque si le dejo?. dice que se suicida y me da mucho miedo", afirma una joven de 16 años en su relato telefónico.

Las nuevas tecnologías amplían estas situaciones de violencia. "No es que haya más, sino que se traslada o amplía a otro contexto. El agresor controla el teléfono móvil, llega incluso a robar la clave para vigilarla a través de Facebook, y así sabe cuándo se conecta, con quién, a qué horas...", explica Sara Rodríguez.

Uno de los relatos recogidos en la Fundación Anar resume el maltrato: "Siempre tengo que contestar el teléfono, sino lo hago se pone nervioso y me insulta, me manda mensajes de Whatsapp preguntando si estoy tirándome a otros chicos. Él es muy celoso; al principio le gustaba mucho como vestía pero cuando llegó el verano me dijo que no me pusiera pantalones cortos, o ajustados".

Sara Rodríguez defiende la necesidad de que la educación sexual se inicie en la etapa de Primaria. "No se trata de hablar de embarazos, métodos anticonceptivos e infecciones. Es mucho más. Es la prevención de la violencia, el control de las emociones, enseñar cuáles son los límites en una pareja. Y está demostrado que cuando se aborda así, los resultados son óptimos".

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