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La costa menos verde

Infraviviendas de fin de semana, casas ilegales, casetas habitables, barracas y "mobilhomes" deslucen el litoral asturiano, el mejor conservado de España

Una casa abandonada en Caroyas (Valdés).

Un total de 785 edificaciones con impacto excesivo. Esta es la conclusión a la que llegan los expertos que han redactado el Plan Territorial Especial de Costas, tras rastrear el litoral asturiano, considerado el mejor conservado de España, en busca de construcciones incompatibles con el medio o en situación de infracción legal. Su informe identifica los casos más llamativos. Un viaje por los horrores urbanísticos que arranca, de Oeste a Este, en el concejo de El Franco. Dos viviendas unifamiliares son las únicas edificaciones a pie de acantilado que hay en los 2,5 kilómetros que van desde La Atalaya, en las inmediaciones de Porcía, hasta la ensenada de Viavélez, junto a otra construcción de fin de semana, de 25 metros cuadrados, ubicada cerca de la playa de Torbas. Ninguna de ellas es adecuada para el entorno.

Ya en Navia, una caseta habitable de 70 metros cuadrados rompe la estética natural de la playa de Cuedo, mientras que en Frexulfe se levanta una edificación prefabricada de fin de semana incompatible con el entorno. Más preocupante es la situación en Otur (Valdés), donde hay varias construcciones -desde una infravivienda a una caseta habitable- que no solo son consideradas ilegales, sino que restan atractivo turístico a la zona. Los expertos también llaman la atención sobre una vivienda abandonada en Caroyas, cerca del arenal de Cueva.

El espacio costero de Santa María del Mar, en Castrillón, se ve menoscabado por una serie de infraconstrucciones ubicadas en el monte de La Atalaya y que también afectan al yacimiento arqueológico de este área. Peor es el escenario que presenta el cabo Negro, donde los redactores del plan del litoral plantean la eliminación de varias casetas de fin de semana. Además, sugieren que el antiguo cargadero de Ensidesa que sigue en la zona podría ser aprovechable para hostelería. En Antromero lo más llamativo son algunas "mobilhomes" más propias de campings que de espacios costeros no urbanizados.

Somió, la parroquia residencial por excelencia de Gijón, tiene decenas de construcciones de impacto elevado, trece de las cuales se sitúan fuera de la legalidad urbanística y están llamadas a desaparecer. En pleno cabo de San Lorenzo hay una "urbanización" formada por un puente de mando, una vivienda, dos "mobilhomes" y varias casetas que el plan de costas considera "incompatible" con un emplazamiento "de gran espectacularidad". Otro "punto negro" del litoral asturiano está en los aledaños de la ría de Villaviciosa y en las inmediaciones de la playa de Rodiles, donde hay más de noventa edificaciones que no se ajustan a las condiciones de un espacio natural protegido.

Ya en plena comarca oriental, un edificio abandonado en Niembro es considerado una de las construcciones con mayor impacto en las inmediaciones de los arenales llaniscos. En Cue ha sido detectada una caseta habitable en situación de infracción urbanística. Y lo mismo sucede en la localidad de Andrín, donde hay una vivienda dentro del terreno de costas que, según los técnicos del Principado, debería ser derribada cuanto antes y levantada de nuevo unos 50 metros más atrás de su ubicación actual.

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