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Los incunables de la Universidad

La institución conserva 23 ejemplares impresos antes de 1501, uno de ellos único en el mundo, y otros dos exclusivos en España

Detalles de la letra gótica del incunable, con texto a dos columnas. LNE

La Biblioteca de la Universidad de Oviedo cuenta con 23 incunables, libro impresos antes del 31 de diciembre del año 1500, entre ellos un ejemplar único en el mundo y otros dos títulos que corresponden a ejemplares únicos en España.

Tal lujo bibliográfico queda reflejado en un libro que ha obtenido recientemente el Premio Nacional de Edición Universitaria a la mejor obra editada en 2015. Incunabula Universitatis fue coordinada desde Asturias por el director de la Biblioteca Universitaria, Ramón Rodríguez, con diseño del artista gijonés Manuel Fernández.

Por el libro sabemos que 21 universidades españolas, entre ellas la asturiana, albergan en sus estantes (es un decir) nada menos que 3.659 ediciones incunables, con 4.115 ejemplares. Son universidades históricas, beneficiadas del tiempo y la tradición pero también de herencias y compras. La Complutense, en Madrid, hereda, por ejemplo, la biblioteca de Alcalá. Y la Universidad de Oviedo compra en 1935 la biblioteca de Roque Pidal, de la que procede la mayor parte de los incunables que se guardan en el edificio histórico.

Un libro de aventuras

Ese ejemplar único en el mundo, convertido en la joya de la corona bibliográfica asturiana, es bien conocido. "El baladro del sabio Merlín y sus profecías" fue impreso en Burgos en 1498. Su impresor, Juan de Burgos, era profesional activo que trabajaba sus libros y los prologaba. La historia es uno de los relatos de caballerías que hicieron fortuna en la Francia medieval durante los siglos XII y XIV y acabaron siendo exportados a España con evidente éxito. Merlín, personaje artúrico, es referencia directa en dos episodios del Quijote, el de la cueva de Montesinos y el de la cacería de los duques. No hay en El Quijote una mención directa de "El baladro", pero probablemente Cervantes conocía la edición del libro que había sido impresa en Sevilla en 1535, con variaciones sobre "El baladro" que se custodia en Asturias. De esta edición de la que tan solo se conserva el ejemplar asturiano se conocía en el siglo XIX la existencia de otro, ahora desaparecido.

"El baladro" no llama estéticamente la atención, al menos por fuera. Su encuadernación es del XIX. Ramón Rodríguez supone que la encuadernación original sería "de pergamino sencillo y sin adornos". El libro consta de 106 folios (equivalentes a 212 páginas), de algo más de 26 centímetros de altura y muy corto de márgenes por el guillotinado excesivo que sufrió en el proceso de reencuadernación. Cuarenta capítulos, grabados en madera, cantos dorados y letra gótica.

La condición de ejemplar único confiere a la obra un valor incalculable. ¿En realidad, cuánto costaría "El baladro del sabio Merlín y sus profecías" en una subasta? No hay respuesta, entre otras cosas porque un libro de estas características difícilmente llegaría a una subasta.

De las 21 bibliotecas históricas cuyo fondo documental es estudiado en el Incunabula Universitatis hay 32 ejemplares únicos en el mundo. La Universidad de Zaragoza tiene nada menos que once, la Complutense siete; con seis están las universidades de Valencia y Salamanca, y los dos restantes son los de Oviedo y Snatiago de Compostela.

Los primeros

"El baladro" es el incunable más conocido de la colección de la Universidad asturiana, pero hay otros títulos que llaman la atención. De Ludovicus Pontanus e impreso en Segovia es el "Singularia iuiris, secundum alphabetum ordinata", que vio la luz hacia 1474 (quizá incluso un par de años antes). Otro de la misma fecha es el de Alfonso Díaz de Montalvo: "Glossae ordinamenti Briviesca et Alcalá".

La importancia de estos dos incunables viene establecida principalmente por la fecha porque el libro impreso más antiguo de España es del año 1472. Es el "Sinodal de Aguilafuente" y tiene el mismo impresor, Juan Parix, que los dos "asturianos" mencionados. Se puede decir sin ningún tipo de exageración localista que la Biblioteca de la Universidad de Oviedo tiene dos de los primeros títulos de la historia del libro impreso en España.

La Biblioteca guarda otros dos títulos de los que no se conoce "hermano" en España, y otros dos, ya en el último tramo del siglo XV, que tienen singular importancia por su rareza y estética. El "Libro de albeytería" (Veterinaria), de Manuel Díez, vio la luz en 1499. Y el "Scriptores astronomici veteres", del mismo año, tiene para Ramón Rodríguez un valor especial: "es una obra de gran belleza tipográfica, adornada con numerosos grabados e impresa en el taller veneciano de Aldo Manuzio", para muchos el más grande del primer siglo de la imprenta. Cuando Manuzio (o Manucho en versión castellana) imprime el "Scriptores" cuenta con el taller más reputado de Italia, tiene 50 años y está en la cúspide de su carrera como impresor. Moriría en 1515.

El libro, en muy buen estado de conservación como ocurre con "El baladro", incluye grabados con los siglos del zodiaco y el ejemplar de la Universidad de Oviedo conserva la encuadernación original con tabla, cuero liso y cuero con nervios.

Religión y ficción

"El baladro" tiene un plus de trascendencia por el hecho de que se trata de un libro de caballería, pura ficción en un mundo bibliográfico donde abundan los tratados, los libros religiosos, de Filosofía y de Derecho. De esas 3.659 ediciones de incunables en las universidades españolas más del 60% están impresas en Italia, auténtico foco de expansión del saber en aquellos momentos; un 17% fue impreso en Francia y un 11% provienen de imprentas españolas.

"El baladro del sabio Merlín" nació, como se decía, en Burgos y por si acaso hubiera alguna duda al respecto así se hace constar en el texto: "Fue impresa la presente obra en la muy noble y más leal ciudad de Burgos, cabeza de Castilla. A dos días del mes de febrero del año de nuestra salvación de mil y cuatrocientos y noventa y ocho años" (texto "traducido" al español moderno).

Los incunables de la Universidad de Oviedo son impresos en un periodo de tiempo que va desde 1474 y 1499. Hubo que esperar más de medio siglo para que surgiera el primer libro impreso en Asturias. En el año 1556 se imprimen las Constituciones Sinodales y el Breviario Ovetense. Un año más tarde vio la luz el Misal. Los tres tenían firma, el impresor ambulante Agustín de Paz que, al parecer, provenía de Zamora. Acabó mal, entre rejas. Pero esa es ya otra historia.

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