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La vida tras el desastre vial

"Mi existencia cambió porque una persona decidió conscientemente hacer algo mal", relata una víctima de tráfico "Que no beban y no corran", pide una amputada

Eduardo Llano. MIKI LÓPEZ

El accidente de Eduardo Llano ocurrió en 2006 y el conductor que lo dejó en la silla de ruedas -al que no ha tenido ni la oportunidad ni la necesidad de reencontrar- solo fue castigado con una multa. "Era el castigo por saltarse un semáforo el rojo. El carné por puntos ha sido muy importante para reducir la siniestralidad, también la ampliación de las penas contra el consumo de alcohol y drogas al volante. La posibilidad de perder el carné de conducir o acabar en la cárcel le ha hecho pensar a la gente que puede haber consecuencias económicas y penales que te arruinan la vida", asegura Llano.

El siniestro que tuvo como víctima a María Manzaneque ocurrió en 2009 y lo provocó en primera instancia un conductor en estado de embriaguez y, posteriormente una conductora que circulaba con exceso de velocidad. Asegura María que ninguno de los dos se pusieron jamás en contacto con ella para interesarse por su estado, y lo mismo sucedió con la compañía de seguros afectada. "Pero me pusieron un detective privado para seguir todos mis movimientos y presentaron en el juicio las grabaciones para tratar de reducir las indemnizaciones por las secuelas del accidente", explica Manzaneque. Cinco años tardó en salir la sentencia por lo penal, y en lo civil no se resolvió hasta el año pasado. "Es como luchar David contra Goliat. Me sentí insultada, vulnerada y menospreciada".

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