El nuevo presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Juan Bravo Rivera, se incorpora hoy al cargo con el objetivo de desbloquear el desarrollo de la red estatal de AVE, paralizada, como en el caso de la variante de Pajares, por los desencuentros entre las constructoras y una Administración que ha limitado por ley los modificados de obra que superen el 10% del presupuesto. El predecesor de Bravo en el cargo, Gonzalo Ferre, ya trató de superar esos problemas promoviendo un cambio en la legislación de contratos, que no se llevó a cabo, para permitir que aquella compañía que mantenga parado un proyecto por pedir un incremento presupuestario superior a ese diez por ciento pueda ser sustituida con agilidad por la que haya quedado segunda en el proceso de licitación.

Lo que se da por seguro es que Juan Bravo continuará con la política de estricto control presupuestario de las obras del AVE, bajo la lupa del Ministerio de Hacienda. Es decir, el Adif seguirá adelante con el modelo de Alta Velocidad de "bajo coste" adaptada por Fomento en 2014, con la generalización de tramos de vía única y tráfico mixto.

El nuevo presidente del Adif es licenciado en Derecho. Ha sido subsecretario del Ministerio de Justicia y concejal de Hacienda y Administración Pública en el Ayuntamiento de Madrid. En la actualidad, desempeñaba el cargo de consejero delegado de Metro de Madrid.

Además de designar a Bravo presidente de Adif, el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha ratificado como secretario de Estado de Infraestructuras, Transportes y Vivienda a Julio Gómez-Pomar, cuya salida se estaba dando casi por segura hace pocas semanas. Gómez-Pomar llegó al cargo en octubre de 2014 desde la presidencia de Renfe, sustituyendo a Rafael Catalá, actual ministro de Justicia. De la Serna también ha "renovado" a Manuel Niño como secretario de Estado de Infraestructuras.