Un caza ruso, que sobrevoló la costa de Gijón, obligó al Ejército del Aire a movilizar dos aviones de combate el pasado jueves día 17. La aeronave, Sukhoi-35, hizo saltar las alarmas cuando volaba por el Cantábrico, aunque siempre permaneció fuera del espacio aéreo español, a 12 millas. El caza fue interceptado a la altura de El Musel por dos reactores F-18, pertenecientes al Ala-15 de Zaragoza.

El avión atravesó el frente marítimo de Portugal, Galicia y también alcanzó Cádiz y Huelva. Antes fue seguido por aeronaves de otros países durante su maniobra de "traza de tanteo", como así se llaman los vuelos de la fuerza aérea rusa cuyo objetivo es calibrar los tiempos de reacción y buscar fallos en procedimientos de respuesta defensivos de países europeos, según informa un diario andaluz.

La incursión del caza ruso fue detectada la noche del miércoles por los radares asignados a la operación de la OTAN, conocida como Policía Aérea del Báltico y desplegada para proteger el espacio aéreo de Letonia, Estonia y Lituania. A medida que avanzaba por Europa fue vigilado por cazas noruegos, británicos y franceses. Su casi entrada en el espacio aéreo español se produjo en la madrugada del jueves. Fue entonces cuando dos cazas españoles se aproximaron al aparato ruso frente a las instalaciones portuarias de El Musel en Gijón, desde donde giró al oeste para llegar a Galicia y posteriormente a Portugal. A partir de ahí, los F-18 españoles regresaron a su base, tras ser relevados por dos F-16 portugueses que habían despegado del aeródromo militar de Monte Real, en el distrito de Leira.