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EUGENIA ANDRADE | Profesora en la cátedra de Nutrición en la Universidad Técnica de Ecuador

"Una pizza o una coca-cola ocasional son inevitables pero no deben hacerse hábito"

"La dieta mediterránea es un modelo a exportar, pero ¿qué porcentaje de población española la sigue? Hace falta actuar sobre estilos de vida"

Eugenia Eliza Andrade.

La catedrática de la Universidad Técnica del Norte, en Ecuador, Eugenia Eliza Andrade Hernández, compartió ayer con los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras una disertación sobre la evolución de la alimentación en el tiempo, analizando los determinantes biológico-culturales de los seres humanos y sus particularidades en América.

-¿Cómo influye el cambio climático en nuestra alimentación?

-Si desarrollamos alimentos en ambientes contaminados eso repercute en nuestra salud y lo vemos a través de muchos cánceres que pueden estar relacionados con el cambio climático y la contaminación. La mano del hombre ha intervenido en la naturaleza, para bien y para mal.

-¿De qué forma han cambiado los hábitos alimentarios de la humanidad a lo largo de la historia?

-El impacto de la tecnología ha tenido un papel clave en la civilización, así como en algunos aspectos fue bueno, en otros no ha sido tan positivo, por ejemplo en el ámbito de la alimentación y todo lo relacionado con la salud. La diabetes y la hipertensión son algunas de las enfermedades más prevalentes del siglo XXI. Y es preocupante pese a la gran cantidad de alimento que tenemos.

-¿Cuáles serían los principales hábitos a erradicar?

-El abuso de las comidas hipercalóricas, las grasas y los alimentos muy preparados que llevan a un incremento de esas enfermedades. En nuestro grupo trabajamos muchísimo con las pirámides de alimentación tratando de educar a la gente pero la población no parece hacerse eco de ello y cada vez tenemos más porcentaje de enfermos por esos malos hábitos alimentarios. Todo eso tiene que ver en el que tiempo que empleamos para comer y cómo comemos, muchas veces de pie. Ahí los gobiernos tienen que ponerse de acuerdo y actuar.

-¿La dieta mediterránea es la solución?

-Se habla siempre de la dieta mediterránea como un modelo a exportar pero es algo que se ha quedado en la teoría. Se dice que es beneficiosa pero, ¿qué porcentaje de la población española sigue realmente la dieta mediterránea? Hay que activar un órgano que controle estas cuestiones si bien es verdad que nada impuesto funciona, debe realizarse a través de recomendaciones.

-Saltemos al otro lado del charco, ¿la dieta estadounidense establece un mal ejemplo para el mundo?

-Quisieron invertir su pirámide alimentación pero su problema viene de largo y no se dan las condiciones para dar un cambio. En su caso, habría que actuar, además, en los estilos de vida.

-¿Conviene volver a la cocina de nuestras abuelas?

-El mercado, con tanta oferta de productos ya preparados, es el que nos lleva a la situación actual. Son productos que se adaptan a nuestros estilos de vida, son fáciles y baratos de adquirir y, ni siquiera por una cuestión cultural somos capaces de volver a la comida de nuestras abuelas.

-¿Latinoamérica ofrece un panorama mejor con la alimentación?

-Aun podemos encontrar producto fresco en abundancia, lo raro es que también hay problemas de desnutrición. La seguridad alimentaria de América Latina no se organiza de forma adecuada porque gran parte de la producción se va fuera. Quienes producen alimentos no los usan para sostener su alimentación sino para comprar otros bienes. Al final, la oferta del capitalismo ha invadido hasta el último lugar de la tierra. Cualquiera tiene acceso a una coca-cola y un trozo de pan pero no al maíz que producen que lo emplean para exportar, no para autoconsumo. Una coca-cola cunde más que un litro de leche para algunas familias y les cuesta menos.

-El hambre y la desnutrición siguen presentes en pleno siglo XXI...

-Sí, todavía existen poblaciones donde no hay suficientes recursos para proveer a la población pero, además, de los movimientos de población también surgen problemas de abastecimiento. Los refugiados intentan mejorar sus vidas trasladándose a otros lugares pero luego se dan cuenta que no es su espacio para vivir porque no es fácil adaptarse a otra cultura. El alimento no lo es todo, también se necesita estar cerca de la familia.

-¿La dieta ideal?

-Aquella que tiene en cantidad y calidad suficientes carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. En cada comida debe haber uno de estos elementos pero luego también hay que considerar las circunstancias personales, no es igual una persona que hace deporte que la que lleva una vida más sedentaria.

-¿A qué responden las altas tasas de obesidad infantil?

-En Ecuador, en concreto, existe un problema en las cantinas escolares, donde se vendía comida "chatarra". Se ha tratado de atajar implicando a profesorado y familias porque quizá en las casas no se esté enseñando bien a los niños cómo alimentarse. A veces no puedes evitar incluir una pizza o una coca-cola pero eso no debe convertirse en hábito. Y la fruta se considera en ocasiones un complemento cuando debería ser un hábito en nuestra alimentación diaria.

-¿Qué opina de la elevada oferta de "dietas milagro"?

-Se basan más en cuestiones de marketing que de salud. A todos escuchamos especulaciones pero hay que ponerse en manos de equipos de salud y nutricionistas y en el caso de los adolescentes, también de psicólogos.

-Trastornos como la anorexia y bulimia evidencian también problemas psicológicos. ¿Cómo se debe actuar en estos casos?

-Su impacto viene del mundo de la farándula y la moda, donde se traslada un modelo de chicas cada vez más delgadas a imitar; con la ropa que fabrican se las ve esbeltas y todas quieren ser iguales.Los modelos estéticos de la sociedad no deberían ser de jóvenes tan delgadas. Puede ser una buena acción dar un cambio en este sentido.

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