La operadora pública Renfe prepara ya en Asturias las pruebas sobre vías del primer tren de viajeros movido con gas licuado del mundo. Los ensayos se van a realizar en un tramo de ancho métrico de 20 kilómetros de longitud ubicado entre Trubia y Figaredo (Mieres), prácticamente en desuso, con el objetivo de confirmar que esta tecnología resulta viable y que permite reducir los efectos contaminantes y abaratar los costes de operación. Algunas compañías norteamericanas están probando el gas licuado como combustible alternativo para sus trenes de mercancías. La iniciativa de Renfe, en la que también participan Unión Fenosa y Enagás, es pionera en el transporte de pasajeros.

El gas licuado es un líquido transparente como el agua, inodoro, incoloro y que no resulta corrosivo ni tóxico. Las pruebas de aplicación al transporte ferroviario de viajeros se realizarán con un tren autopropulsado del parque diesel de Renfe. Concretamente, el modelo 2600, habitual en las cercanías de la región. Tiene una capacidad máxima de 244 plazas, mide 35 metros de largo y alcanza una velocidad punta de 80 kilómetros a la hora por las vías asturianas y leonesas de ancho métrico.

La idea es utilizar dos unidades en el ensayo. Una quedará con su motor diesel y a la otra se le quitará para instalar los depósitos de gas y los elementos auxiliares necesarios para que funcione. El convoy circulará por el tramo de vía estrecha de 20 kilómetros de Trubia a Baíña y Figaredo con una cabeza tractora diesel y la otra con tracción de gas, para que los técnicos puedan contrastar los resultados obtenidos por cada una de ellas. Según indican fuentes de la operadora, se analizarán datos sobre espacio, peso, refrigeración y autonomía de circulación, así como otras variables relacionadas con las emisiones contaminantes y los costes de operación.

Según los primeros estudios desarrollados por Renfe, los trenes con tracción de gas permiten un ahorro en carburantes que puede llegar a los 3,32 euros por kilómetro en el caso de los mercancías, de 0,35 euros en cercanías, 0,48 euros en media distancia y 1,07 euros en larga distancia. Además, supone una alternativa viable a la electrificación de las líneas sin catenarias, así como una reducción de la dependencia del petróleo. En España hay una elevada disponibilidad de gas licuado y una notable flota de camiones cisterna que permite transportarlo cómodamente por toda la Península.

En materia medioambiental, el gas licuado en el transporte permite reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre, materias particuladas y monóxido de carbono