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Maestros y discípulos

Navarro: "El alzhéimer puede comenzar a los 40 años aunque no se evidencien síntomas hasta los 65"

Martínez: "La Ciencia es algo desconocido para el alumnado de Secundaria, hay que motivarlo"

Ana Navarro Incio y Eva Martínez Pinilla, en los laboratorios del departamento de Biología Celular de la Facultad de Medicina. MIKI LÓPEZ

"Si te gusta sales adelante; es un trabajo muy estresante, pero te engancha, y eso es lo que te ayuda a salir de los malos momentos". Eva Martínez Pinilla, profesora titular de Biología Celular, considera vocacional su enfoque hacia la investigación. "Resulta muy sacrificado y acabas derivando tu tiempo de ocio hacia esto, pero merece la pena", opina. Ella es una de las incorporaciones más jóvenes del grupo de Envejecimiento Cerebral y Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad de Oviedo. Su directora de tesis Ana María Navarro, investigadora en el mismo grupo, coincide con Eva en el componente de motivación intrínseca de su trabajo. "Son muchas horas de esfuerzo, pero yo lo considero también casi un hobby", apunta Navarro. Una mentalidad que se va perdiendo. "Cada vez tenemos menos vocaciones científicas, y eso es un reflejo de la sociedad y la falta de motivación de los jóvenes", añade.

Como solución, Eva plantea "motivar y apoyar" a los estudiantes de Secundaria para hacerles llegar lo que representa la investigación. "Lo suelen ver como algo fuera de su alcance, es un mundo desconocido para ellos", argumenta. Por eso, una de las labores que consideran fundamentales en su grupo es la divulgación. Ana y Eva participaron recientemente en los actos de la Semana de la Ciencia en la Universidad de Oviedo tratando de explicar las posibilidades que ofrece el cannabis como aliado en el tratamiento de ciertas enfermedades neurodegenerativas.

La más joven se empleó a fondo en el Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra para estudiar los últimos desarrollos en neurofarmacología. Su jefe, el doctor Rafael Franco, fue su gran apoyo en una etapa que considera "fructífera" a nivel científico y que, al mismo tiempo, le sirvió para regresar hace ahora un año a la que fue su casa madre, la Universidad de Oviedo. Esa vuelta la obligó incluso a renunciar a una de las becas posdoctorales más importantes en España, las ayudas "Juan de la Cierva", pero eso no ha sido obstáculo en su carrera. Al contrario. "Tenemos doctorandos que salieron a buscarse la vida; estuvieron tres o cuatro años y no consiguieron el currículo que tiene Eva aun quedándose en España", continúa la catedrática, porque "al final lo importante no es dónde te has ido sino con qué grupos y si el grupo con el que has estado es importante".

"Hay que resistir, mantenerte en un objetivo fijo y no tirar la toalla", concluye Eva sobre las dificultades de la carrera científica, "y si dejas de investigar un año te quedas fuera; este es un mundo muy competitivo", continúa Ana Navarro que celebra con su alumna el hecho de que ambas hayan obtenido este año las acreditaciones como titular, la más joven, y catedrática, la más veterana.

Ahora, maestra y discípula están a punto de iniciar una nueva línea de investigación sobre farmacología cannabinoide que va ligada al estudio del sistema endocannabinoide del cuerpo humano. Ese sistema de comunicación intercelular juega un papel importante en muchos aspectos de las funciones neuronales, incluyendo el aprendizaje y la memoria, la emoción, la alimentación y el metabolismo, el dolor y la neuroprotección. También se ve involucrado en la modulación de distintos procesos a nivel cardiovascular e inmunológico, entre otros. Esas funciones se encuentran alteradas en enfermedades como la esclerosis. "Usando cannabinoides sintéticos o modulando nuestro sistema endocannabinoide se podrían encontrar terapias alternativas a las actuales", coinciden Ana y Eva. De hecho, el conocimiento del sistema endocannabinoide es "relativamente nuevo, se conoce muy poco de él y hay muy poca investigación sobre ello", subrayan.

Los cannabinoides sintéticos, creados en el laboratorio, frente a los fitocannabinoides (la planta que habitualmente se consume fumada o cocinada) permite eliminar la parte negativa de éstos últimos (los efectos psicotrópicos y otras reacciones adversas, la adicción...). "Queda mucho por hacer en este sentido en investigación básica", aprecia Ana Navarro, "todo lo contrario de lo que se financia". Entre tanto, ellas continúan trabajando en los efectos terapéuticos de estas sustancias para tratar otras enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y el alzhéimer. La realización de estudios clínicos se les hace bastante cuesta arriba, por las barreras de tipo "legal" que hay que superar en España en el uso de cannabinoides. "Es un tema un poco tabú; en Cataluña son más abiertos, existen club cannábicos pero en otros sitios es distintos. Y siempre hay que pasar por los comités éticos de investigación clínica", agregan. Pese a todo, ellas no desfallecen.

De entre todas las enfermedades neurodegenerativas estudiadas por su grupo, el alzhéimer resulta ser "la más prevalente e incapacitante" frente al párkinson que cuenta con otras terapias y sus enfermos presentan mayor calidad de vida y autonomía. "La enfermedad", aclara Ana Navarro al profundizar sobre el origen de la llamada "enfermedad del olvido", "no empieza con los primeros síntomas, por eso las investigaciones se dirigen ahora a los primeros estados, buscando marcadores de diagnóstico temprano". En algunos casos, continúa la catedrática, "puede comenzar a los 40 años aunque luego se desarrolle a los 65". Para atajarla en sus inicios, Eva Martínez Pinilla aconseja "mantener una actividad cerebral elevada, aunque todavía existe mucha discusión sobre esto". En el párkinson, añade su maestra, influyen también los hábitos de vida: "Mantener unos niveles de actividad física moderada, como caminar rápido, mantiene el cerebro bien vasculado, y si todos los órganos están bien entrenados, funcionan bien".

Maestra y discípula se quejan de que en un momento donde el contexto económico general es desfavorable se apueste por los grupos de investigación más grandes, dejando a un lado la investigación de los grupos de menor envergadura. "El capital llama al capital", coinciden Ana y Eva. "En investigación, o te unes a un grupo grande o estás muerto", sentencia la más veterana. "Y a las personas jóvenes nos ponen muchas trabas, es bastante duro", continúa Eva. "Es mucho esfuerzo y pocos resultados", agregan. Ellas, sin embargo, disfrutan con la divulgación. "No lo hacemos por vender ni justificar nuestro trabajo sino para hacer llegar a la gente los avances que están surgiendo".

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