El cerco de la presión sobre Podemos se estrecha desde los dos flancos: el Gobierno e IU critican juntos que la formación morada quiera verlos por separado. El emplazamiento para que los podemistas acepten negociar a tres voces el presupuesto autonómico de 2017 y para que activen los resortes del diálogo llegó ayer en tandas sucesivas desde el Principado y la coalición. La del Ejecutivo vino acompañada por la sospecha de que Podemos dilata el diálogo deliberadamente, jugando "al gato y al ratón"; la de IU se manifestó asociada a cierta perplejidad por la negativa morada a negociar al lado de una fuerza con la que compartió listas y campaña electoral y con la que cree que podría hacer más fuerza para empujar al Gobierno hacia "un presupuesto de cambio".

Ayer, mientras tanto, la ronda de conversaciones presupuestarias del Ejecutivo autonómico mantuvo un encuentro con el PP calificado de "muy interesante" por el portavoz socialista. Fernando Lastra evitó hablar de proximidad entre sus planteamientos y los de los populares, pero agradeció "la claridad del PP" sobre todo en lo relativo al principal punto de fricción entre las dos formaciones, la supresión del Impuesto de Sucesiones que reclaman los populares y el Gobierno rechaza. Aun así, Lastra mostró ayer su gratitud por el cambio de tono en la exposición y las propuestas del PP. En similar actitud conciliadora, la presidenta de los populares asturianos, Mercedes Fernández, se dijo convencida de que la tarea de dotar a la región de un presupuesto "merece un esfuerzo compartido" y remarcó que pese a la falta de sintonía entre su propuesta fiscal y la socialista "Asturias estaría mejor con presupuesto y sin impuesto de sucesiones".

Con los plazos pisando los talones de todos, fue el consejero de la Presidencia quien elevó ayer el tono de su exigencia de "claridad y franqueza" en dirección a Podemos. "El Gobierno no está para postureos ni simulacros", avanzó Guillermo Martínez. "Queremos una negociación en serio y no una sucesión de excusas improvisadas" que recuerdan, dice, a lo vivido hace un año. El "déjà vu" del Consejero remite a la negociación frustrada de 2015, o más bien al "simulacro de negociación" de cuando la formación morada ya hizo esto mismo, a su juicio "disimular, dilatar y amagar para descolgarse con una enmienda de totalidad que impidió que Asturias tuviera presupuesto. No queremos que eso se repita", anunció Martínez justo antes de apostar por el diálogo a tres, de emplazar a Podemos a que aclare si participaría y de asegurar que, "si existe voluntad sincera y no simple teatrillo, el acuerdo es alcanzable". En la pelea abierta por repeler la culpabilidad de un hipotético fracaso, el portavoz del Gobierno envió la pelota al tejado podemista: "Está en sus manos decidir si se suma a un presupuesto social y progresista o se alinea con la derecha para forzar la prórroga con el único objetivo de erosionar al gobierno socialista".

En el lado de Podemos, el diputado Enrique López había acusado al Gobierno de chapucero por no trasladarles un borrador del presupuesto sin errores hasta el martes por la tarde. Mientras tanto, el portavoz de IU dejaba ver cierta perplejidad por la negativa podemista a la negociación conjunta y su preocupación a la vista de que el formato obstaculiza el acuerdo. Gaspar Llamazares detecta avances, sobre todo en la inclusión en el presupuesto de algunas prioridades sociales de IU, pero lamenta la incertidumbre de una negociación que más que a ciegas avanza "a tuertas", porque "no sabemos lo que negocia, si negocia, la otra parte". Le asombra la actitud de Podemos porque "hemos participado unidos en la última campaña" y porque "dos fuerzas a la izquierda pesan más que una y juntos podríamos haber colaborado frente al continuismo del Gobierno".

El caso es que "no hay suficiente aproximación y nos queda poco tiempo", resume Llamazares, que no quiere pensar que Podemos dilate el diálogo deliberadamente: "Una estrategia de no acuerdo tendría un altísimo coste y sería una política muy equivocada".