Un estudio sobre el grafeno liderado por la Universidad de Oviedo abre nuevas posibilidades en la inspección a distancia de sustancias así como en las comunicaciones inalámbricas en grandes eventos celebrados en recintos cerrados a través de dispositivos de tamaño reducido. Un grupo de investigadores asturianos, apoyados por el Instituto Ciencias Fotónicas de Barcelona, el Instituto Italiano de Tecnología, las universidades de Columbia (Nueva York) y Adboud (Países Bajos), el Instituto de Ciencias de los Materiales de Tsukuba (Japón) y la empresa alemana Neaspec, ha logrado desentrañar un sistema de radiaciones a frecuencias de terahercios (THz), que están confinadas al ámbito de la nanoescala. Este desarrollo presenta un "gran interés científico" a juicio del investigador principal del grupo, el físico Pablo Alonso, "Asturiano del mes" de LA NUEVA ESPAÑA. A su modo de ver la visualización de los resultados de esta investigación "resulta muy interesante" puesto que, además, se exploran nuevos horizontes como las comunicaciones inalámbricas en grandes eventos deportivos a través de dispositivos miniaturizados. Los primeros resultados se obtuvieron en CIC nanoGUNE, el centro de investigación en nanociencia y nanotecnología radicado en San Sebastián donde hasta principios de año permaneció el físico asturiano Pablo Alonso.

El hallazgo, que acaba de ver la luz en la publicación "Nature Nanotechnology", consiste en una nueva técnica para visualizar fotocorrientes en la nanoescala. Y se ha aplicado para observar ondas electromagnéticas extremadamente comprimidas (conocidas como plasmones) a frecuencias de terahercios (THz) en un fotodetector de grafeno. A efectos prácticos, la radiación en el ámbito de los terahercios presenta un enorme potencial en las comunicaciones inalámbricas de nueva generación. "La tecnología que se utilizaba hasta ahora era antigua y los dispositivos muy grandes", indica Alonso.

El uso de grafeno permite reducir el tamaño de los dispositivos al lograr una plataforma muy prometedora para comprimir la radiación en terahercios en volúmenes 20.000 veces más pequeños. Estos resultados ofrecen una panorama muy favorable en aeropuertos, donde se podría contar con dispositivos de detección a distancia de sustancias, sin modificarlas, tal como explica el responsable del grupo.

Esta nueva técnica de imagen obtenida por los investigadores de la Universidad de Oviedo, llamada nanoscopía de fotocorriente en terahercios ofrece aplicaciones tanto en el ámbito de las comunicaciones para la transmisión de información a larga distancia como en labores de investigación para la detección de sustancias sospechosas.

En el rango de terahercios en el que trabajan los investigadores asturianos con ayuda de centros europeos y otras universidades, la utilización del grafeno permite superar el obstáculo actual de su aplicación en recintos cerrados puesto que, a dispositivos más pequeños se pueden realizar transmisiones más potentes y alargar el rango de frecuencia. "Es muy relevante, no esperábamos que se pudiera comprimir tanto", concluye Pablo Alonso sobre esta nueva técnica que abre nuevas vías al desarrollo de dispositvos miniaturizados.