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La elevada cuantía de los daños de los jabalíes aboca a los cotos a la quiebra

"Los gastos son inasumibles", se quejan los cazadores, dispuestos a dejar en manos del Principado la gestión de los espacios cinegéticos

Cazadores reunidos el viernes en Llanera.

El jabalí machaca al cazador. Los cotos regionales están al borde del cierre por el incremento de daños de la especie, según alerta el colectivo, que se reunió el viernes en Llanera para abordar el "negro futuro" del sector. "Esto va a acabar reventando. Los daños que tenemos ahora son inasumibles. Y todo sale de nuestro bolsillo", protesta Andrés Álvarez, presidente de la Fundación para el Manejo, Desarrollo y Conservación de la Vida Silvestre y su Hábitat (FADOVISA), que integra a sociedades de toda Asturias. Los cazadores se plantean dejar la gestión de los cotos el año que viene para que la asuma el Principado, ya que, insisten, la situación es "insostenible".

La "plaga" del jabalí está causando una "salvajada de daños" en zonas rurales. "En lo que va de año han aumentado un 20% y estamos desesperados", asegura Álvarez. El colectivo se queja de la falta de ayuda del Principado en un momento en el que la consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales les pide colaboración para frenar la superpoblación del jabalí en Asturias. Según estimaciones de los expertos, se calcula que en todo la región hay más de 60.000 suidos. "Tienen seis millones para el urogallo y solo 40.000 euros para repartir entre todas las sociedades de caza, que somos unas sesenta. Aquí sólo nos dedicamos a pagar, pagar y pagar", expresa Juan Carlos Corte, presidente de la asociación de cazadores de Nava- Villa de la Sidra. Corte pide a la Administración un baremo oficial de daños y una renovación de la ley regional de caza, de 1989.

La Administración y el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) de la Universidad de Oviedo están elaborando un plan de control de la especie, que prevé entre otras medidas realizar simulaciones de cacerías con perros y petardos que lleve a los animales hacia las afueras de las ciudades. Sin embargo, los cazadores desaprueban esta medida, ya que dicen que eso implicaría más daños en la zonas rurales. "Quieren echar a las suidos hacia los cotos para que paguemos nosotros los daños que provocan en las fincas. Si seguimos así quebramos", comenta Álvarez, que afirma que el sueldo no le da para hacer frente a tanto gasto. "Aquí no hay señoritos, somos todo gente obrera, amigos que cazamos en el pueblo por afición. Pero muchos lo acabaremos dejando", advierte. "Esto es insostenible. Nos obligan a tener un número determinado de guardas por hectárea, a pagar un canon cinegético que nos supone al año entre 4.000 y 5.000 euros... Y todo no podemos soportarlo", añade José Vigil, presidente de la Asociación de cazadores "El Jabalí" de Cabrales

La situación es especialmente delicada, ya que las licencias de caza han caído en picado en los últimos diez años. Desde 1996 a septiembre de 2016, la región ha pasado de 32.000 permisos a menos de 14.700. A ello hay que sumar la falta de relevo generacional y el envejecimiento de las cuadrillas. Según datos de la Administración, en 2002 la edad media de los cazadores asturianos era de 37 años y en 2011 se situaba en 58. "Cada vez somos menos y la gente joven no tiene dinero para empezar", lamenta Juan Carlos Corte. El colectivo también critica la "campaña anticaza" que está inundando las redes sociales. "La palabra más suave que utilizan es asesino y ya estamos hartos", señala Andrés Álvarez en nombre del resto de cazadores.

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