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Maestros y discípulos

Antolín Hernández: "En universidades serias los doctorandos ayudan en la docencia"

David Blanco: "Entender la investigación como algo interdisciplinar ha sido clave para que nos haya ido bien"

Antolín Hernández (a la izquierda) y David Blanco. ÁNGEL GONZÁLEZ

El profesor e investigador Antolín Esteban Hernández Battez, Ingeniero Mecánico por la Universidad de Cienfuegos (Cuba) y doctor por la Universidad de Oviedo, discípulo del catedrático José Esteban Fernández Rico, aprecia algunas disfunciones en el requisito obligado del profesor universitario de compaginar docencia e investigación. "El tiempo para investigar se queda corto y no tener personal técnico te obliga a realizar todo tipo de tareas: desde la gestión de arreglos de la laboratorio a la compra de papel. Eso perjudica a la productividad", reconoce este docente que llegó a España en 1998 con una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional y tras la lectura de la tesis se quedó en la Universidad asturiana como profesor asociado a tiempo completo tres años después, hasta que en 2009 se acreditó como titular. Un año después sacó la plaza. Como miembro del equipo de investigación Lubrication and Surface Technology (LuSuTec) celebra los éxitos de los últimos cuatro años: unos quince artículos publicados, dos proyectos aprobados del plan nacional de investigación, uno del plan regional, y recién concedido un tercero del plan nacional de I+D+i. "Nos falta, como grupo, meternos en proyectos europeos pero parece que no estamos haciendo mal las cosas", indica a la vista de los resultados obtenidos.

Antolín ha dirigido la tesis del ingeniero químico David Blanco. Llegó al grupo en 2006, cuando una compañera le habló colaborar con el departamento de Construcción. Contactó con el grupo de lubricación y en 2011 leyó la tesis sobre tribología, cuyo objetivo es obtener una lubricación eficaz que reduzca el consumo de combustible y las emisiones. Ese trabajo permitió unir al joven con los ingenieros mecánicos del campus de Gijón. "No son disciplinas tan alejadas, de hecho, en ingeniería química estamos más cerca de la ingeniería industrial que de otra cosa. Eso sí, cuesta adaptarse. Tuve que leer y aprender bastante". Según David es necesario entender que la investigación universitaria pasa por entender la suya como una ciencia interdisciplinar. "Ha sido clave para que nos haya ido relativamente bien", subraya.

Los primeros trabajos en tribología en la Universidad de Oviedo datan de finales de los ochenta. Comenzó con José Esteban Fernández Rico, actual decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Asturias y León, y con una donación de equipamiento del Instituto Rocasolano de Madrid, que todavía se conserva en los edificios departamentos del campus. En su ámbito de especialización -la tribología, una ciencia que estudia la interacción entre superficies en movimiento relativo e implica también el estudio de la fricción, el desgaste y lubricación- trabajan también en el uso de nanopartículas como aditivos en aceites lubricantes. "Es algo novedoso a escala mundial", apunta el docente. Su discípulo recuerda que la falta de estabilidad laboral a la que están abocados los jóvenes investigadores. "Si queremos hacer carrera en la Universidad te exigen docencia e investigación pero si no te dan la oportunidad de la docencia?", indica antes bendecir la última iniciativa del equipo rectoral con el reglamento del colaborador docente donde investigadores predoctorales podrán impartir 60 horas de docencia, como máximo, por año y los investigadores posdoctorales podrán hacer lo propio durante un máximo de 80 horas por año. "Es una gran propuesta", valora. "Es norma habitual que en universidades serias el primer día de clase el profesor llega con sus estudiantes de doctorado como colaboradores en docencia. Es una relación en la que todos ganan. A los estudiantes de les permite adquirir habilidades pedagógicas, el profesor genera un tiempo adicional para investigar, y los doctorandos podrán leer sus tesis que repercutirán en publicaciones científicas que, a su vez, llevan a la Universidad a los primeros puestos de los ranking internacionales", detalla el maestro.

En las relaciones con la empresa David y Antolín reconocen que los tiempos de uno y otro lado no van acompasados. "Hay ocasiones en que desde la empresa se tiene otra óptica. Es labor nuestra darle difusión, pero que la empresa sea consciente que ser una universidad pública no significa trabajo barato. Es un error. Eso sí, desde la Universidad debemos darles respuesta a tiempo, por eso hay que articular mecanismos para que los profesores puedan hacer investigación en el tiempo establecido por la empresa", detalla el maestro. Si bien es cierto que el hecho de una mayoría del tejido empresarial español está compuesto de pymes, maestro y discípulo reconocen que en España "se patenta poco". Otra opción, prosiguen, es que desde la Universidad se generen patentes para su comercialización posterior. "En Estados Unidos son conscientes que para solucionar un problema necesitan externalizarlo y acuden a la Universidad. En España nos cuesta compararnos con los buenos", dice Antolín Hernández. "Aun así los resultados son a veces milagrosos", opina el discípulo. "Yo diría que buenos y muy buenos", precisa el maestro.

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