La Clínica Jurídica de la Facultad de Derecho, una de las pocas que existen en España, analizó ayer la posibilidad de que los alumnos y los abogados recién titulados de la Universidad de Oviedo puedan realizar prácticas en organizaciones sin ánimo de lucro en las que adquirir experiencia complementando así la formación teórica y su currículo. Con el título "Formación del jurista, pro bono jurídico y responsabilidad social corporativa" se desarrolló una mesa redonda con los ponentes Marta Reina, directora de proyectos sociales digitales y el caso "Hazlo posible", Miguel Linares, socio director del bufete Linares Abogados, y Juan Barthe, letrado de Ontier España.

Marta Reina explicó la necesidad social que existe para que se realice la labor pro bono, que se desarrolla para muchas organizaciones no gubernamentales. Se trata de un trabajo sin fines lucrativos en beneficio de la sociedad pero que desarrollan entidades mercantiles. Incidió también en las posibilidades que ofrecen las pequeñas y medianas ONG que quedan fuera de los grandes circuitos y que en las clínicas jurídicas pueden encontrar un buen soporte.

Por su parte, Miguel Linares explicó el programa de responsabilidad social que desarrollan en su bufete de abogados, y que incluye el trabajo pro bono social. Según explicó, este modelo no genera beneficios monetarios a la compañía, pero sí otros valores que son apreciados tanto por la sociedad como por los trabajadores que participan en él. Por eso, añadió el abogado, su aplicación se contempla como una inversión.

Juan Barthe se refirió asimismo a la formación jurídica e indicó que el aprendizaje tiene tres partes: la cabeza, el corazón y la mano. "La clínica jurídica las engloba a las tres, porque la cabeza es el conocimiento, el corazón es el trabajo en beneficio de la sociedad, y la mano el aprendizaje práctico".