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Apuntes De Mecánica Política

Nueva vía para aprobar las Cuentas

El clima nacional de diálogo entre PP y PSOE da pie a negociar abstenciones en la Junta y sacar adelante el Presupuesto dejando fuera de juego a Podemos y Foro

Nueva vía para aprobar las Cuentas

Cuando las cuentas fáciles no salen, solo cabe la política. Esa podría ser la lección de estos últimos meses en el escenario nacional. Se trata de una lección archisabida, pero a veces lo más sencillo resulta lo más complejo. Ha sido necesario que el PSOE atravesase una crisis histórica de la que le costará sobreponerse para desatascar el bucle infinito en que parecía haberse convertido la gobernabilidad del país. ¿Podrá trasladarse a Asturias una lección similar? En definitiva: ¿Cabe que aún se pueda hacer política en el parlamento asturiano?

La capacidad de interlocución entre el Partido Popular y el PSOE se va perfilando últimamente en el ámbito nacional y la posibilidad de alcanzar algunos acuerdos esenciales y de favorable lectura para ambos partidos, ha dejado fuera de juego a Ciudadanos y Podemos.

La nueva situación también va modificando las relaciones entre socialistas y populares en Asturias, con sus matices peculiares y con la necesaria presencia de otros partidos claves, por la distribución de fuerzas en el parlamento, para sacar adelante propuestas. El clima actual permite vías que hace semanas estaban bloqueados.

Esas vías comienzan a despejarse y comienzan a tenderse puentes de negociación entre los dos grandes partidos con vocación de gobierno en Asturias PSOE y PP. Y tendrían como consecuencia colocar fuera del terreno de juego a Podemos y Foro Asturias. Con 14 cotos socialistas a favor del presupuesto, 19 abstenciones (PP, IU, Ciudadanos) y 12 probables de apoyo a una enmienda a la totalidad, las cuentas salen.

El proyecto presupuestario del Ejecutivo de Javier Fernández ha entrado a la cámara sin respaldo. El PSOE se marcó como aliados prioritarios a Podemos y a Izquierda Unida, ejecutando un guión lógico. Pero se ha enfrentado a dos actitudes bien diferentes. IU pasó de ser un respaldo en apariencia estable a un exigente aliado. Con la organización inmersa en sus procesos internos para elegir nueva dirección política y después de que se fraguase la coalición con Podemos en las elecciones generales, IU marcó sus distancias con un PSOE que desoía (en opinión de los dirigentes de la coalición) los crecientes toques de atención.

Pero el romance que Alberto Garzón vive con Pablo Iglesias tiene difícil traslado en Asturias. Y más cuando va instalándose en la organización asturiana la desconfianza hacia los planes futuros que Iglesias y Garzón puedan estar gestando, consolidando la marca "Unidos Podemos" como un proyecto estable que diluya las siglas de IU entre un mar de ingredientes.

En estas negociaciones previas a la presentación de las cuentas, los podemistas han desgastado la paciencia no sólo del PSOE sino también de IU. Pese a las reuniones exhaustivas, el diálogo entre el gobierno y los morados no pasó del "metadebate": el debate sobre el debate sin entrar en los asuntos de fondo. La única duda ahora es si Podemos presentará una enmienda a la totalidad de las cuentas o aceptará arañar cambios en las partidas de gastos a cambio del apoyo.

Pero el PSOE ya sabe que esperar hasta el último momento para descubrir qué carta esconde Podemos tiene sus sorpresas. El año pasado, los socialistas tuvieron que retirar el proyecto de presupuestos al comprobar que los morados aguardaban al último minuto para presentar su enmienda a la totalidad.

Así las cosas, ¿cuál es la alternativa? El PSOE se enfrenta al reto de acudir a la negociación política: lo mismo que el gobierno de Rajoy. Sobre el papel todo se aguanta. El PSOE podría negociar el apoyo presupuestario del PP, pero esa opción es hoy muy difícil. Los socialistas no quieren quedar tan marcados con los populares y abrir así una brecha con el interlocutor razonable que tiene en IU. Existe otra posibilidad numérica de sacar adelante los presupuestos para el próximo año, pero exige ante todo habilidad negociadora del gobierno de Javier Fernández y, también, una dosis de generosidad responsable por parte de otras fuerzas políticas. Los números son claros: desactivar una hipotética enmienda a la totalidad de Podemos, que podría respaldar Foro Asturias, requiere de la abstención del resto de partidos: PP, IU y Ciudadanos. La bola ya está rodando.

El PP ha expresado que estaría dispuesto a votar favorablemente los presupuestos si incluyesen la supresión del impuesto de sucesiones. Pero ese es un rubicón ideológico para los socialistas, que sí estarían dispuestos a otras concesiones a cambio de una abstención.

Dos son las vías para conseguirlo: por un lado, la nueva sintonía entre socialistas y populares y el hilo directo entre Javier Fernández y Mariano Rajoy. Pero no basta que el PSOE recurra al comodín de la llamada a Madrid para convencer a Mercedes Fernández. De algún modo debe escenificar la cesión presupuestaria que conlleva esa abstención y, también, establecer con los populares una relación diferente, de reconocimiento mutuo más allá de las pullas a las que acostumbran.

Para que los socialistas se quiten de encima cualquier sospecha de alianza con la derecha es necesaria la abstención de Izquierda Unida. La coalición ya ha dejado claras algunas de sus prioridades. Y también dónde están sus límites internos, a través de las reivindicaciones efectuadas por dos de los municipios en los que gobierna y que constituyen sendas referencias territoriales: Mieres y Langreo.

Por último y para que las cuentas de votos en el parlamento le sean favorables, el PSOE deberá negociar también la abstención de Ciudadanos: una fuerza política que hace gala de su capacidad para pelear por el entendimiento y que fue capaz tanto de llegar a un acuerdo con los socialistas de cara al fallido intento de investidura de Pedro Sánchez como para respaldar a Mariano Rajoy. La formación naranja también ha expuesto sus prioridades, en especial en medidas económicas, que podrían tener encaje con el reciente aumento del techo de gasto para las comunidades autónomas.

Esa carambola es suficiente para que, en el caso de que Podemos presentase una enmienda a la totalidad, los socialistas se garantizasen la aprobación del presupuesto. Habría exigido cintura política y tal vez alejase un tiempo la sensación de que el parlamento asturiano se ha convertido en un diálogo de sordos.

Dos actores quedan sin papel en esta obra: Foro Asturias, de los que será complicado arrancar una abstención (andan los foristas últimamente con ganas de distanciarse del PP y mostrarse como compañero de viaje exigente), y Podemos, que habrá desperdiciado una oportunidad para mostrar que quiere ser un partido con capacidad transformadora más allá del pataleo.

Veremos en los próximos días si también aquí en Asturias resucita la política o, por contra, asistimos de nuevo a un espectáculo que ya se va quedando viejo.

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