En los adornos de Navidad también existe el famoso "fondo de armario". Son las bolas, cintas y figuras que año tras año guardamos en cajas. Pero en esto, como en la ropa, también hay modas: "En la decoración de los árboles siempre hay un punto de tradición. El rojo y el verde siguen siendo los colores protagonistas pero este año se llevan los elementos más sobrios, sin brillos. Más nórdicos", dice Belén Berjano, responsable de una floristería de Oviedo.

En su tienda, estos días los pedidos no paran. Centros con flores secas, ramas o piñas para los más innovadores y árboles o flores de Pascua para los más tradicionales. "Intentamos que cada año los adornos que vengan sean nuevos", Los renos de latón o los detalles de madera con forma de abeto son algunas de las novedades que ya cuelgan de su árbol. "La iluminación también es muy importante, las microbombillas dan un brillo precioso al árbol. En el nuestro hemos colocado luces con forma de vela, nos parecen mucho más sobrias y son un elemento muy poco visto", relata. Las coronas también son un símbolo inconfundible de la Navidad. Se colocan en las puertas, en alguna pared o en una mesa. Hoy en día las que más llaman la atención son las de flores naturales.

En los últimos años el árbol ha ganado terreno al belén. A tamaño natural, pequeños, artificiales o en maceta. Las opciones son muy variadas y la mitad de los hogares asturianos tendrán su abeto decorado estas fiestas. Muchas de las figuras que cuelgan del árbol tienen más que ver con tradiciones importadas, sobre todo de los países nórdicos: Navidades blancas con renos e imágenes de Papá Noel como protagonistas. "Toda la mercancía nos llega a través de Europa y América, son sus diseños y allí no tienen belén", recalca la responsable de la floristería. "Nosotras siempre intentamos traer algo porque queremos mantener la tradición, pero es complicado, hay poca innovación. Las piezas buenas son demasiado caras y en algunos casos hay que localizarlas en anticuarios. Lo único que encontramos este año es un pequeño nacimiento en color blanco que tiene muchas posibilidades para adornar un centro", cuenta.

La Asociación Belenista de Oviedo asegura que los nacimientos y los árboles comparten protagonismo en la decoración navideña. "Se ponen las dos cosas. Es cierto que hubo una época en la que la gente no ponía el belén, lo tenían en las cajas guardado y se quedaba ahí, pero ahora lo están sacando más", asegura Eulalia Nacimiento, presidenta de la Asociación Belenista de Oviedo. "La gente ve belenes en muchos sitios. Asturias tiene una tradición belenista muy importante. Sólo hay que contemplar el retablo en la Catedral de Oviedo, en él todas son escenas del belén. Hay una ruta belenista en Villaviciosa, otra en Pola de Siero, hay unos belenistas espectaculares en Avilés, Oviedo y Gijón. Además las parroquias asturianas solían tener figuras de Olot que son muy buenas", detalla.

A la hora de decidirse por árbol o nacimiento no sólo influyen los motivos religiosos. La costumbre o el espacio disponible en casa pesan mucho. Entre los que deciden desempolvar sus viejas figuras, la mayoría opta por colocar una versión reducida del tradicional nacimiento. La sencillez y la rapidez a la hora de adornar un árbol, frente a los detalles y accesorios del belén, es una de las razones por las que el nacimiento ha quedado en un segundo plano. "Un misterio de unos doce centímetros junto a la anunciación, reyes y unos pastores siempre queda bien", argumenta la presidenta de los belenistas ovetenses. "Nosotros tenemos un concurso de belenes familiares y se presenta mucha gente. Hemos estado en casas en las que colocan unos tableros encima de los sofás del salón para poner el belén y dejan sólo al descubierto la mesa del comedor".

Para conseguir un buen nacimiento hay que fijarse mucho en los detalles. En el que puede verse estos días en la plaza Trascorrales de Oviedo hay medio millar de figuras colocadas estratégicamente según el tamaño. "Todo está hecho siguiendo la perspectiva. Las figuras más pequeñas van ampliándose hacia los laterales. El tamaño empieza en los 35 centímetros, pasa a los 30 y se sitúa en los 28 en el centro. Las ovejas más pequeñas por ejemplo miden 18 centímetros para que den sensación de lejanía", cuenta Eulalia Nacimiento.

En Asturias no hay ningún elemento tradicional que se incorpore al nacimiento pero sí influye mucho el paisaje. "La decoración es mucho más verde. Se trabaja la naturaleza con musgo y corcho. Lo que destaca aquí es el colorido: en Alicante por ejemplo las piedras que se usan son amarillas o naranjas, con explosión de luz: las nuestras son oscuras porque hay humedad o verdín. Cada región refleja su paisaje en las escenas". En cualquier caso, Asturias se mantiene fiel a la tradición, aunque venga de fuera.