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Más de un año para una inyección

"El dolor va a más, ya hasta cojeo", se queja una ovetense que lleva desde octubre de 2015 pendiente de una infiltración en su cadera

Consuelo Motas y su marido, Julián Alonso, ayer en su domicilio de Oviedo con la documentación del HUCA. IRMA COLLÍN

Consuelo Motas lleva dos años con un dolor agudo en la cadera. La inyección que supuestamente acabará con su malestar nunca llega. La ovetense, que padece trocanteritis (dolencia en el saliente óseo de la extremidad superior del fémur), lleva esperando desde octubre de 2015 a que le realicen una infiltración en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Al centro médico llegó en marzo del año pasado después de pasar por la consulta del ambulatorio en el mes de enero. "Que para un simple pinchazo lleve esperando un año... A veces pienso que perdieron el volante", dice Motas, de profesión cocinera. Pero siempre que llama o se presenta en atención al cliente le contestan lo mismo: "Hay mucha lista de espera; ya la llamaremos". "Cada día que pasa, el dolor va a más, ya hasta cojeo", se queja la afectada.

Su aventura por las consultas médicas de Oviedo comenzó el 29 de enero de 2015. Consuelo Motas acudió a Atención Primaria a consecuencia de una fuerte molestia en la cadera derecha. De ahí la derivaron al HUCA, donde el 20 de marzo le hicieron una ecografía y le dieron cita para Traumatología. Ocho meses después el dolor continuaba y sin una cura. En octubre por fin la llamaron y le confirmaron que sufre una trocanteritis en la cadera derecha y que necesita una infiltración en la zona. Pero la cosa no acaba ahí. "Me mandan que entregue el documento en secretaría para que me den cita. Y allí nos dicen que nos llamarían", cuenta su marido, Julián Alonso. Es diciembre de 2016 y siguen sin noticias de la intervención.

"Es una impotencia tremenda. Estamos hablando de una simple infiltración, que es poco más que ponerle una inyección. Si fuese una operación más compleja lo entendería. Pero esto me parece increíble, una tomadura de pelo", protesta Julián Alonso. Él y su mujer Consuelo intentaron varias veces ponerse en contacto con el hospital por teléfono, aunque, según cuentan, sin éxito. "Hablar con ellos es misión imposible. O vas hasta allí o no tienes nada qué hacer", asegura Alonso. Con la intención de obtener ya una respuesta, la pareja decidió antes del verano presentarse en el Hospital Universitario Central de Asturias y preguntar qué había pasado con la cita para la infiltración. La respuesta fue directa y corta: "El documento sigue aquí, pero hay mucha lista de espera".

"Me parece lamentable escuchar cómo en el Parlamento asturiano a nuestros políticos se les llena la boca hablando de listas de espera y llevemos más de un año esperando por una inyección", protesta Alonso, que sufre la dolencia de su mujer como propia. "Trabaja ocho horas diarias como cocinera y siempre está de pie. El malestar, como es normal, va en aumento", dice. Por su parte, Consuelo Motas asegura que la cadera cada vez le da más sufrimiento. "Antes era un dolor que iba y venía, pero ahora es constante. En cuanto a camino un poco ya cojeo y todo. No me entra en la cabeza que siga así por culpa de una lista de espera", comenta. La ovetense va todos los meses al fisioterapeuta. "Lo peor de todo es la falta de coordinación que existe entre las áreas del hospital. Da igual que uno corra mucho si otro tarda meses en atenderte. Para mí, falla el sistema", añade Alonso.

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