La presidenta del Partido Popular asturiano, Mercedes Fernández, tomó buena nota ayer las discrepantes opiniones en su grupo parlamentario sobre cuál deberá ser la posición del partido en la próxima votación de los presupuestos regionales. Las diferencias entre los diputados ponen en evidencia que si el PSOE quiere atraer al PP a una abstención tendrá que esmerarse.

Las principales reticencias a dejar pasar las cuentas de Javier Fernández están no solo en el fondo de presupuesto y su contenido, sino también en la "actitud" del gobierno hacia el principal partido de la oposición.

En todo caso, Mercedes Fernández recalcó que será el comité ejecutivo regional de su organización el que tenga la última palabra y ratifique la posición que finalmente adopte el PP asturiano. Y quedó claro que aunque los socialistas ya vayan aproximando a Ciudadanos y a Izquierda Unida a una abstención, con los populares será necesario aún desbrozar mucho camino. En estos momentos, todos los escenarios están sobre la mesa.

La de ayer no fue una consulta formal y decisiva, sino un intercambio de impresiones en el transcurso de una reunión de trabajo que comenzó a las diez de la mañana y se prolongó por algo más de hora y media. Mercedes Fernández pidió que los parlamentarios hablasen libremente: salieron a la luz pros y contras. Entre los principales argumentos a favor de una abstención está la relevancia de que Asturias tenga unas cuentas el próximo año tras un año de prórroga. Quedaron al margen estrategias partidistas, pero sí salieron números, reivindicaciones y reproches al gobierno.

Como pista, el PP dio su apoyo a las cuentas de 2015 -ejercicio para el que los socialistas lograron sacar adelante el Presupuesto con un inédito respaldo de los populares- gracias a que el PSOE asumió una serie de reivindicaciones que supusieron partidas por valor de unos 38 millones de euros: una buena referencia si los socialistas están dispuestos a negociar en serio. Las demandas del PP sobre el impuesto de Sucesiones para dar su apoyo (no ya la abstención) a las Cuentas están cuantificadas en 35 millones de euros: el 0,8 por ciento del Presupuesto.

El PP ha considerado determinante el impuesto de Sucesiones: eliminarlo o atenuarlo de manera muy significativa. Se trata de un tributo que, en su modelo de aplicación en Asturias, genera críticas. El PSOE mantiene el tributo con argumentos ideológicos, e Izquierda Unida, otra fuerza política que debería abstenerse para que los socialistas lograsen aprobar el Presupuesto, llegó a exigir incluso una mayor severidad.

Por ahora no se han producido más que tímidos contactos, pero la dirección regional del PP percibe que el PSOE está lanzando las campanas al vuelo demasiado pronto. Ni es tan fácil ni el horno de la negociación está a la temperatura necesaria para cocinar una abstención a tres bandas que permita al gobierno de Javier Fernández sacar un presupuesto regional por carambola.

Con el proyecto presupuestario en la Cámara, no cabe discutir la supresión del impuesto, ya que no puede modificarse la parte de fiscalidad. Con todo, el PSOE asegura que ha introducido cambios en el tributo en este proyecto presupuestario, ampliando la reducción a 200.000 euros para las herencias en línea directa y corrigiendo el error de salto. Pero eso no es suficiente para ganarse una abstención del PP, que como mínimo exige compromisos claros para amortiguar el impacto de este impuesto.