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Apuntes De Mecánica Política

Las cuentas, en la recta final decisiva

El futuro del Presupuesto es clave: otra prórroga aceleraría la agónica sensación de una legislatura agotada; una aprobación daría pie a nuevos escenarios políticos

Las cuentas, en la recta final decisiva

En matemáticas se definen los puntos de inflexión como aquellos en los que una curva cambia de concavidad, aunque en el lenguaje cotidiano esa expresión se utiliza cuando se alcanza un momento en el que se quiebra la tendencia que existía hasta el momento, o se produce un giro en una trama y algo cambia de manera definitiva. En realidad, el concepto matemático es más sutil y específico. No vale, por ejemplo, para referirse al instante en que las cosas iban aceptablemente bien y empezaron a torcerse, sino que tiene que ver más con la idea de un nuevo impulso que quiebra una tendencia.

Quizás los próximos días representen un punto de inflexión para la vida parlamentaria de esta legislatura cuyas consecuencias no son fácilmente predecibles en un parlamento que hasta ahora ha ido mostrando una tendencia agónica al desacuerdo, al bloqueo y el bostezo.

El próximo miércoles expira el plazo para que los partidos políticos de la oposición decidan si presentan o no enmiendas de totalidad al presupuesto, o si están dispuestos a dejar pasar las cuentas al Ejecutivo a cambio de conseguir algún retoque del proyecto en las enmiendas parciales. Algunos de los actores tomarán la decisión consultando a los suyos (el Partido Popular e Izquierda Unida han convocado para el martes a sus órganos de dirección). Otros la tienen más o menos clara, aunque esperarán al último minuto para hacerla explícita.

Momento crítico. El PSOE se enfrenta a un momento crítico, por complejo y decisivo. Varios son los escenarios posibles pero variadas las lecturas. El más trivial, que el Partido Popular, Foro Asturias y Podemos presenten respectivas enmiendas a la totalidad que, en teoría, se votarían de forma conjunta y devolverían de inmediato el presupuesto a un gobierno que deberían gestionar por segundo año una prórroga presupuestaria. El PP, con 11 diputados, Foro (3) y Podemos (9), suman 23 votos que ya representan la mayoría de los 45 parlamentarios.

Esta solución, que dejaría al PSOE en un aprieto ("gestionar dos años seguidos una prórroga es el fracaso definitivo de un gobierno", argumentaba ayer un veterano diputado), prolongaría más la idea de legislatura infructuosa que lleva tiempo instalándose en ambientes empresariales y sociales de la región. ¿No sería el momento de pensar en serio, por mucho que le duela a Javier Fernández, en convocar elecciones anticipadas? El riesgo de esa jugada es que, primero, no está claro ahora que el resultado de esas urnas difiriese mucho del espectro político que ahora muestra la cámara; y, segundo, los partidos no se encuentran en el mejor momento para unas elecciones, con procesos domésticos aún sin resolver o haciéndolo de forma incipiente. Otra prórroga sería sobre todo un fracaso del PSOE, pero también un fracaso colectivo de la negociación parlamentaria.

Aunque en los últimos días el PSOE ha intensificado los contactos con Izquierda Unida y Ciudadanos con el afán de conseguir su abstención a las cuentas, esa operación exige que Podemos o el Partido Popular también desistan de sus enmiendas a la totalidad.

El Partido Popular es, en apariencia, de ambos el más proclive a dejar pasar las cuentas del gobierno de Javier Fernández. No sólo suma a favor la actitud que socialistas y populares escenifican en el ámbito nacional, sino que el Partido Popular de Mercedes Fernández ya actuó con altura de miras en el año 2014, en que permitió con su voto favorable a Javier Fernández sacar las cuentas. Era aquel otro escenario, y los populares jugaban entonces su estrategia entonces hacia Foro.

La otra alternativa, que Podemos renuncie a la enmienda de totalidad, no es del todo descartable, aunque no es lo más probable. Desde luego supondría un cambio relevante en la actitud política del joven partido morado, hasta ahora entregado a ejercer un desgaste sin descanso del PSOE y lo que los podemistas consideran que representa. La formación decidirá el martes su posición y, en todo caso, ya está preparando enmiendas parciales ante la posibilidad de que una carambola permita que el proyecto presupuestario pase al debate detallado.

Demasiados flecos. Pero, a tres días de que se cierre el plazo, esta posibilidad de abstención a tres bandas (PP, IU y Ciudadanos) está aún con pinzas. Mañana lunes se celebrarán más reuniones con Ciudadanos y la coalición de izquierdas para tratar de afinar las reivindicaciones de cada cual. Los naranjas exigen algunas medidas en apoyo a los emprendedores y ciertas inversiones que el PSOE aún no ha dado por concedidas. Izquierda Unida quiere un compromiso con ciertas cuestiones municipales. En ambos casos las miradas están puestas en el paquete extra de inversión que ha conseguido el Gobierno. "Es el presupuesto más expansivo desde 2010, sería un grave error que no se pudiese influir en decidir a qué destinar el dinero extra, porque ya sabemos que el gobierno lo gastará igual y nos lo presentará como hechos consumados", señalaba ayer un diputado favorable a un acuerdo.

Pero ni Ciudadanos ni Izquierda Unida tienen ya tomada la decisión de abstenerse. Los primeros reconocen que "cuesta muchísimo arrancar nada al PSOE" y los segundos reprochan a los socialistas que hagan tan difícil que avance la negociación.

El aspecto más complicado sigue estando en el PP. Los populares reclaman al menos a los socialistas un compromiso claro y un calendario inflexible que lleve a la mejora del impuesto de Sucesiones. Los letrados de la Junta General consideran que es imposible ahora modificar el tributo: antes tendrá que ser aprobado con los presupuestos. Pero sí cabe un ajuste posterior. Entre los populares hay división de criterio y la decisión final está solo en la mente de Mercedes Fernández.

Intervención directa. Todos parecen coincidir en que sería necesaria la intervención del propio presidente, Javier Fernández, para desencallar en los últimos días las negociaciones del fárrago administrativo y contable. ¿Acaso la voluntad política no debería estar por encima de la masa gris e informe de números?

La posibilidad de contar con presupuestos podría marcar ese punto de inflexión, de nuevo impulso, a la actividad política asturiana. Quizás porque señalase una vía para futuros entendimientos o incluso alianzas que embridasen al Gobierno; tal vez porque tendiese puentes entre la izquierda que ahora permanece irreconciliable; o también porque reforzase el liderazgo alternativo de un Partido Popular que podría, en una hipotética recomposición de la derecha, acariciar la Presidencia en un cambio de ciclo.

Todo dependerá de la solución a la incógnita de estos presupuestos en la que cada partido tiene una parte de la respuesta. No es solo cuestión de matemáticas.

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