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El talud de Lena retrasó la Variante por la "cabezonería del Adif", dicen los técnicos

Los geólogos que estudiaron la ladera inestable de Campomanes ya advirtieron antes de iniciarse la obra que la "traza va por donde no debe"

El talud de Lena retrasó la Variante por la "cabezonería del Adif", dicen los técnicos

"Se lo dijimos por activa y por pasiva antes de que empezara la obra, que la situación de inestabilidad de la ladera ponía los pelos de punta, que la plataforma ferroviaria va por donde no debe y que las medidas correctoras incluidas en el proyecto no estaban bien. Sin embargo, por mera cabezonería o por miedo a tener que poner más dinero, el Adif no nos hizo caso y pasó lo que pasó". Quien así habla es uno de los geólogos que, hace ya una década, analizaron con todo detalle el talud de las inmediaciones de Campomanes que tantos problemas está dando en la variante ferroviaria de Pajares y en el que, según este técnico, ya se contabilizaron deformaciones de 160 milímetros a 14 metros de profundidad cuando no se habían ni iniciado los trabajos.

Acciona, la concesionaria del tramo en el que se encuentra la ladera, planteó al Adif varias alternativas para evitar el paso por la zona, cuyas dificultades geotécnicas ya fueron detectadas en los estudios del proyecto de Variante que impulsó a comienzos de los años ochenta del pasado siglo el asturiano Alejandro Rebollo, por entonces presidente de Renfe. Una de las propuestas consistía en salvar el talud con un paso subterráneo, tal y como defendían varios geólogos, alguno de ellos todavía con altas responsabilidades en el administrador ferroviario.

Sin embargo, todas las alertas de la constructora cayeron en saco roto. Es más, el Adif mantuvo en esa zona crítica el punto de estacionamiento y adelantamiento de trenes (Paet) de la vertiente asturiana de la Variante, instalación que, según los técnicos que conocen la actuación, debería estar en la recta lenense de Villallana, donde no hay complicaciones.

Los técnicos del Adif y de la empresa Geoncontrol a los que se les encargó un proyecto adicional en 2008 -cuando el comienzo de las obras ya había agravado los problemas de estabilidad- comprobaron que el principal deslizamiento, denominado D-2, ya había registrado movimientos antes de la ejecución del desmonte para la plataforma ferroviaria de Alta Velocidad.

Los movimientos

El plano del gran deslizamiento se sitúa a entre doce y trece metros de profundidad, asociado a niveles arcillosos o limolíticos alterados, con intercalaciones carbonosas y una tectónica muy compleja, con frecuentes plegamientos y basculamientos. Los estudios llevados a cabo en la zona demostraron que la ladera incrementaba las deformaciones de forma periódica, coincidiendo con las lluvias intensas. Además, desvelaron que el nivel freático estaba situado a unos ocho metros de profundidad, en mitad del depósito coluvial, lo que, para los expertos, corroboraba la hipótesis de que los movimientos detectados tenían su origen en la presión intersticial provocada por el agua en el terreno.

Con este diagnóstico, el Adif trató de poner freno a los problemas con un drenaje general y la construcción de una pantalla de contención anclada en cuatro niveles. Transcurridos varios meses desde la finalización de los trabajos, se ha comprobado que el problema no ha desaparecido en su integridad, por lo que se va a evaluar la seguridad de la pantalla y determinar si resulta necesario reforzarla, ampliar el drenaje o ejecutar otras obras para garantizar la contención del talud.

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