PP y PSOE daban por hecho anoche que avanzan hacia un acuerdo que evite el rechazo de los populares al proyecto de presupuestos del Principado para 2017, pero de pronto puede que ni siquiera la abstención del PP sea ya suficiente. Las dos partes están dispuestas a aceptar una fórmula de modificación del Impuesto de Sucesiones a lo largo de 2017 como condición para el consenso presupuestario, pero lo que podría haber sido una buena noticia, casi definitiva para el futuro de las cuentas, se ensombreció de pronto y por sorpresa anoche en la sede de IU. La ajustada decisión de la coordinadora de la coalición -33 votos a 31- de descartar la abstención que pretendía su grupo parlamentario aboca a éste a presentar en contra de su voluntad una enmienda a la totalidad y a votar en contra del presupuesto, una circunstancia que por la complicada aritmética de un parlamento fragmentado ensombrece el escenario y obliga al PSOE a conseguir no ya la abstención, sino los votos de Ciudadanos o PP a favor de la continuidad del presupuesto en la cámara.

El próximo viernes, en el pleno que debatirá las propuestas de rechazo que se presenten, una hipotética suma de Podemos, IU y Foro tumbaría las cuentas definitivamente si a los 14 votos del PSOE no se sumaran o bien los tres de Ciudadanos más la abstención del PP o directamente los once del PP. El Gobierno desearía escoger de entre esas dos la opción del voto junto a Ciudadanos, menos gravosa políticamente para un partido dividido internamente y acosado por las acusaciones de connivencia con los populares. De hecho, anoche inició ya los contactos para poner de su lado a la formación naranja, transformada de pronto, junto al PP, en la llave del acuerdo presupuestario, pero ahora hay muchos más escenarios abiertos.

Por 33 votos a 31 afloró ayer la división interna de IU, afectando directamente al futuro del presupuesto. La coordinadora de la coalición rechazó la pretensión del grupo parlamentario que encabeza Gaspar Llamazares de abstenerse ante el presupuesto y dejó a éste en una posición incómoda e indeseada. Anoche asumía que no tiene "mucha más alternativa" que una enmienda a la totalidad que no desea ni ninguna opción aparte de acatar el mandato de su órgano directivo. En el debate, donde la alternativa triunfadora contó con el respaldo de las pequeñas agrupaciones de IU en contra del criterio de las grandes, incluidas las de los grandes ayuntamientos donde gobierna la coalición, y del propio grupo parlamentario, pesaron el rechazo a unas posiciones políticas, sobre todo las de índole fiscal, en torno a las que hubo quien vio la alargada mano de la derecha. En una tensa asamblea, se hizo fuerte por muy poco margen el "cómo vamos a ir con la derecha" en cuanto a la gestión de los impuestos, asociado a otros rechazos a la política del Principado por ejemplo en torno a las escuelas para menores de tres años o a los planes locales de empleo. Incluso se llegó a proponer una consulta a las bases en torno a la presentación de la enmienda a la totalidad, "una carcajada" con muy poco sentido al decir de Llamazares, cuyo grupo decidirá definitivamente hoy su posición definitiva de acuerdo con el coordinador, Ramón Argüelles.

Mientras eso sucedía en la sede de IU, PP y PSOE avanzaban hacia un acuerdo que todos, contando con la abstención de la coalición, pensaban erróneamente que sería suficiente para sacar adelante los presupuestos. Ahora, el voto en contra de IU (5 votos), y el rechazo muy reiterado hacia el proyecto que han manifestado Podemos (9) y Foro (3) podrían dar una suma de 17 que supera a los 14 del PSOE. El Gobierno necesitaría, en ese caso, al menos los tres votos de Ciudadanos para que un empate le permita sacar sus propuestas adelante de entrada en el inminente trámite de las enmiendas a la totalidad, dado que la igualada siempre favorecería a las tesis del Ejecutivo. La formación naranja ha reconocido avances en su negociación presupuestaria con el Gobierno, pero no tenía hasta ayer nada cerrado.

A dos días del debate de totalidad, después de que la patronal y los sindicatos hayan deseado expresamente un acuerdo presupuestario que evite una segunda prórroga de las cuentas regionales, ésas son las posiciones. Todo cambió justo cuando la presidenta del PP, Mercedes Fernández, había mostrado su confianza en que "el Gobierno se mueva" sobre el Impuesto de Sucesiones y el PSOE veía también cerca un acuerdo hacia la abstención. Ayer por la mañana, el presidente del Principado, Javier Fernández, se decía abierto a modificar el tributo sobre las herencias, pero no "hasta el punto que pide el PP", que está dispuesto a aceptar rebajas sobre su última oferta, un mínimo exento de 400.000 euros a imagen del "modelo gallego", siempre que no lleguen a los 200.000 que ahora propone el Gobierno. Las dos partes buscan en buena sintonía una fórmula intermedia sin coste político para ninguna, aunque deban discutir el modo de introducirla a lo largo de 2017, habida cuenta de que el presupuesto, una vez registrado en la cámara, ya no admite modificaciones en ingresos.