Cada vez que, en la mañana de ayer los niños de San Ildefonso interrumpían su monótono canto para anunciar un premio, la ciudad de Gijón se contaba entre las afortunadas, pero con un reparto de escasa cuantía. Aparecer en el segundo premio, un cuarto y tres quintos auguraba una lluvia de millones, pero se quedó en orbayu. Salvo del cuarto, del que se vendió una serie, de los otros números premiados sólo se expendieron siete décimos...

Al filo de las 10.15 horas, la administración de loterías número 32, situada en el centro comercial Alcampo, abría la veda tras vender un décimo del número 22.259, un quinto premio. "Repetimos premio, ya que en el año 2013 dimos otro quinto", anunciaba orgullosa Rosalía Pulido, mientras la televisión anunciaba otra vez Gijón. Chiti Fernández y María Corrales estaban nerviosas en su establecimiento de la avenida Salvador Allende, tras enterarse de que habían vendido dos décimos del 19.152, a razón de 6.000 euros cada uno. "La gente sigue prefiriendo los décimos en papel, no los de máquina", aseveró Fernández.

A las 11.21 horas llegaba el mejor momento del día: el 04.536 dejaba una ganancia de 125.000 euros por décimo jugado, y tres de ellos se habían vendido en Gijón. "Es como si nos hubiera tocado a nosotros", señaló Marta Pasarín, mientras descorchaba las botellas de champán que habían sobrado en 2014, cuando repartieron un cuarto premio del mismo sorteo en su librería de la Avenida del Llano. En la calle Paseo de la Infancia, Gonzalo Riera se congratulaba de dar por primera vez un premio de este sorteo, tras más de un centenario de dedicación familiar al oficio, un décimo que "al ser un número tan bajo, no gustaba mucho". Al mismo tiempo, en la calle Naranjo de Bulnes no faltaba el brindis de rigor para celebrar haber repartido "un buen pico, que siempre viene muy bien", en palabras de Gladys García.

Apenas 20 minutos más tarde, el turno era para la administración "El trasgu dorado", donde Covadonga Yáñez vendió íntegra una serie del 07.211, cuarto premio agraciado con 20.000 euros por décimo. Un número que "pasó más de 2 meses en la ventanilla, porque nadie lo pedía".

Pasadas las 13 horas, salía el último quinto premio, el 03.371, del que Carmen Bermejo vendió un solo décimo en su terminal de la avenida Schultz.