Aliatar fue el regalo de un abuelo ovetense a su nieto recién nacido. Pocos niños podrían presumir de contar con un ayudante de los Reyes Magos creado en su honor. Quien sí puede hacerlo es José Carlos Fernández Rozas, hoy catedrático de Derecho Privado de la Universidad Complutense y que es quien mejor conoce la historia del personaje que cada 4 de enero recoge las cartas de los niños que confían en que los Reyes Magos cumplan sus sueños de regalos. Fue su abuelo, el periodista de LA NUEVA ESPAÑA José Fernández Buelta, quien con motivo del nacimiento de quien era su primer nieto ideó una figura encargada de animar la llegada a Oviedo del cortejo regio llegado de Oriente. Y precisamente eligió para la irrupción de Aliatar la fecha de nacimiento del entonces bebé José Carlos Fernández Rozas.

"Sí, hoy es mi cumpleaños, justo el día en el que llega Aliatar", relataba ayer por teléfono a este periódico desde su domicilio en Madrid. Para algunos se trata de un príncipe, para otros un paje destacado, hay quien lo considera un emisario: en todo caso se trata de la avanzadilla de la llegada de los Reyes Magos. Aliatar recorrió ayer la geografía asturiana haciendo acopio de cartas de última hora y escuchando en su oído susurros de regalos y sueños. Pero nacer, Aliatar nació en Oviedo.

"Mi abuelo era una persona muy creativa: fue periodista primero en 'La Voz de Asturias' y en 'Región', luego pasó a 'El Carbayón' y más tarde a LA NUEVA ESPAÑA y llegó a ser decano de la prensa. Pero era también funcionario de la Diputación y se encargaba del negociado de Beneficiencia y Cultura: desde ese puesto tenía cierta prevalencia sobre lo que en Asturias se hacía en materia cultural", recuerda José Carlos Fernández Rozas. Aquella intensa creatividad cultural de José Fernández Buelta le llevó a impulsar un museo etnográfico, por su afición por la etnografía asturiana y la riqueza arqueológica de la región; a participar en la reconstrucción de la Cámara Santa dados sus conocimientos históricos (escribió junto con Víctor Hevia el trabajo "Ruinas del Oviedo Primitivo" en 1948); colaborar en la campaña que permitió el regreso a Asturias de la Santina; participar en la celebración del Día de América en Asturias, y hasta en el nacimiento de la fiesta del Descenso del Sella. Fue, además, uno de los impulsores de la Sociedad Ovetense de Festejos, de la que mantenía el carné de socio número 1, recuerda Fernández Rozas.

Pero el relato sobre cómo nació Aliatar arranca a mediados del siglo pasado, en un Oviedo de posguerra "con muchas carencias". "Mi abuelo escribía en el periódico y creó la figura de Aliatar, que era una figura periodística, pero que acabó tomando vida", asegura el hoy catedrático, que asegura que aunque no conoce el detalle exacto de cómo surgió el Príncipe Cartero, sí supo por su abuelo que había sido ideado como homenaje a él y a la ilusión del primer nieto. José Fernández Buelta se consideraba "el creador único de Aliatar", en un tiempo en el que Gijón llegó también a tener su propio emisario, bajo el nombre de Abd El Aziz, aunque terminó rendido bajo el dominio del príncipe ovetense, que extendió su hegemonía por Asturias. José Carlos Fernández Rozas, en cambio, no tiene recuerdos infantiles en los que llegase a entregar su carta al personaje ideado por su abuelo. "Me fui muy pronto a vivir a Bilbao y llegué a Oviedo ya mayor. Recuerdo a mis primos hablando de Aliatar, pero era una figura que no tenía otro significado fuera", explica. Fernández Rozas regresó a la capital asturiana a principios de los años sesenta , "cuando el personaje de Aliatar ya estaba consolidado", estudió Derecho en la Universidad de Oviedo y se desplazó a Madrid en 1987. Ejerce de "asturiano en el exterior" e incluso llegó a participar en la comisión que redactó el Estatuto de Autonomía.

El catedrático de Derecho señala la diferencia entre Aliatar y otros personajes navideños autóctonos, como el Olentzero vasco, "que reemplaza a los Reyes Magos" aunque irrumpe en las casas en Nochebuena para llevar regalos y hay quienes sitúan su origen en la Navarra precristiana. "Aliatar enraíza con la tradición de los Reyes, la complementa", explica Fernández Rozas.

José Fernández Buelta nació en Ribadesella en 1894 y falleció cercano a los 100 años. "Ha llegado el príncipe de los niños. Trae en sus ojos visiones de los paisajes de Oriente, Ya sabéis que es un poco presumido y su traje blanco, muy brillante, luce como nunca, porque él, quién si no, es el que va a recoger las peticiones jugueteras de todos. Es el que pondrá de nuevo la sonrisa en vuestra cara, así que a recibirle como se merece", escribía en su día en LA NUEVA ESPAÑA Fernández Buelta. Aquel príncipe llegado de lejos, nacido de su fértil imaginación, le había llevado el mejor regalo: el primer nieto.