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Asturama

La "güela" del Gordo, a por el Niño

"Me han salido muchos amigos nuevos en el extranjero", dice Pepa Guadaño, que ganó 1,2 millones en la lotería de Navidad y también persigue hoy la suerte

Pepa Guadaño lee la portada de LA NUEVA ESPAÑA que informó de su premio. MODEM PRESS

Pepa Guadaño, la "Güela de la Lotería" que el pasado 22 fue agraciada con tres décimos del Gordo de Navidad premiados con 1,2 millones, ha pasado las Fiestas en Madrid, en la residencia para mayores Las Peñuelas. Aunque Pepa es madrileña de nacimiento y de convencimiento -"soy gata de toda la vida", dice- su vida ha estado muy ligada a Asturias. Primero por casamiento, ya que su marido nació en la calle Uría de Oviedo, y segundo por descendencia, ya que su hija María Teresa se casó con otro asturiano y reside desde hace casi cincuenta años en Illas: "He ido a Asturias desde que mi hija se casó con 24 años, y ahora ya está jubilada. A mí me tira aquella tierra. Conozco bastante Asturias".

A sus 92 años -cumplirá 93 el 12 de marzo- sigue siendo coqueta y se viste de punta en blanco para LA NUEVA ESPAÑA. Pepa se sonríe al verse en la portada del periódico del día 23 y le llama la atención la expresión "caxigalines" del titular. "Me suena pero ahora no sabría decir qué es", comenta.

No han cambiado mucho las cosas en Las Peñuelas desde el día 22. Hasta después de Reyes no se retirarán los adornos navideños y las personas mayores, a pesar de que algunas han sido agraciadas con un buen pellizco navideño, no han visto alterada su rutina: "Hombre, ahora me han salido muchos amigos nuevos de Venezuela, México, Inglaterra,... Lo comprendo porque la vida es así", dice Pepa Guadaño con una sonrisa pícara,

Recuerda todavía el alboroto que se organizó en la residencia el día del sorteo. "Yo lo viví con mucha tranquilidad. Estaba sentada en el sofá, medio dormida, y oí mucho barullo, así que pensé que se había caído alguien. Pero vino una compañera y me preguntó si me había tocado. Yo estaba medio adormilada y le dije que qué me había tocado. Pues el Gordo. Y yo seguí durmiendo. Luego ya me di cuenta de lo que era y me puse contentísima más que nada porque yo había prometido que se me tocaba algo sería para mis hijos y mis nietos".

Aunque dice no ser supersticiosa, mantiene algunas costumbres para atraer la buena suerte: por ejemplo, no utilizar el mismo ascensor en el que se cayó al salir y se fracturó la cadera, lo que le obliga a utilizar un andador. Pero Pepa es una mujer optimista por naturaleza: "El humor no lo pierdo nunca. Siempre he sido muy brava, como dicen en Asturias, y eso no me lo van a quitar a los 93 años. Siempre he sido muy independiente. He luchado mucho, como todo el mundo, porque hay que ser fuerte para trabajar. La vejez es muy fea. Ya no se disfruta de nada. La vida es para vivirla".

Tiene dos hijos. Ricardo, el mayor, vive en un municipio cercano a Madrid y María Teresa en Illas con su familiar y los dos están jubilados: "Ahora les toca disfrutar de lo que les queda, que ojalá sea mucho. Tienen la vida ya resuelta", dice Pepa. Sus nietos y bisnietos se reparten entre Madrid, Asturias, Bilbao e Inglaterra, donde se casó su nieta mayor "con un señor inglés muy majo". Los veinticuatro que su familia la han visitado o llamado por teléfono en los días previos y posteriores a Navidad "pero no todos a la vez porque reunirlos es muy difícil".

Pepa Guadaño pasó la Nochebuena en casa de su hijo muy cerca de Madrid, aunque fueron unos días tristes por el fallecimiento de su consuegra de 99 años pocos días después. El resto de las fiestas las pasó en la residencia. "Aquí no te aburres porque somos muchos. Muchos no salen porque no están bien, o por el clima, o por circunstancias, pero lo hemos pasado muy bien. En Nochevieja nos dan un menú extraordinario, aunque este año no me comí las uvas porque me acosté antes", comenta. En la residencia hace de todo: "He hecho teatro, cantar... Y jugamos mucho al bingo, que me gusta. Estamos muy entretenidos".

Pepa no ha visto el anuncio de la Lotería de Navidad grabado en Villaviciosa y que ha motivado que a ella la conozcan como la "güela de la Lotería". "No lo he visto. Aquí me llaman la abuela de la tele porque soy muy abierta y he hablado en muchas televisiones. Ha sido exagerado el bullicio que hemos tenido. Hay gente que está mal y que tiene que descansar". Está contenta de que el Gordo haya caído en Las Peñuelas, su residencia porque "las cosas como son, hay mucha gente necesitada. Las pensiones son muy bajas y el premio les ha hecho vivir un poco mejor a sus familias. Cuando le toca a gente que ya tiene mucho dinero no es que lo sienta, pero me da rabia".

Dice que no quiere nada para sí misma, ni siquiera el traje chaqueta-pantalón que quería hace una semana: "El 12 de marzo cumplo 93 años y mi familia ya no sabe ni qué comprarme. Y si no saben qué regalarme, yo se lo pido, pero ya no quiero el traje de chaqueta-pantalón. Me conformo con cualquier cosa".

Por si acaso, Pepa Guadaño tiene también su décimo para el sorteo del Niño: "Faltaría más. Pero, eso sí, el 66.513 del Gordo no se me olvida".

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