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Asturama

El menú con culín triunfa

"Los clientes piden la sidra mucho, mucho", destaca Víctor Collado, uno de los pocos hosteleros de la región que la incluyen como opción de bebida en el plato del día

Casto Pérez, Juan Toyos y Ramón Cantora alzan sus vasos de sidra ante Victor Collado, en el restaurante Los Robles, de Cangas de Onís, donde se incluye la sidra como bebida en el menú del dia. EMILIO G. CEA

Hay restaurantes, como el de Los Robles, en Cangas de Onís, que son pioneros en incluir la botella de sidra como una opción más de bebida en el menú del día. De esta forma no sólo se puede escoger entre vino y agua. Su propietario, Víctor Collado, apunta que la ofertan desde "hace bastante tiempo" y que los clientes la piden "mucho, mucho". Explica que unos son turistas, que la quieren probar, y otros, "gente de aquí a la que le gusta comer con sidra".

Eso sí, en su local, que no es una sidrería, no la echan. La sirve con el tapón especial o el escanciador eléctrico, porque de lo contrario sería muy engorroso en el comedor. "Ofrezco la sidra como una opción más" y parece que le va bien.

Es una medida que respalda el consejo regulador de Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias. Su gerente, Daniel Ruíz, destaca que aplauden y se suman a la propuesta que hace unos días lanzó el Club Sierense "Amigos de la Manzana" en LA NUEVA ESPAÑA y que estos días ha generado un gran debate. "Creemos que ayuda a promocionar y difundir la cultura de nuestro producto más emblemático", destaca Ruiz. Sostiene que con ello "creas marca tanto dentro como fuera de Asturias" porque se da la opción a los de fuera y a los de casa de comer con sidra. Además, Ruíz recuerda que es "un producto saludable y de baja graduación alcohólica, a diferencia del vino". Aunque señala que no entran a valorar el precio al que se debe vender la botella ni si tiene que incluir el escanciado. "Cada hostelero es soberano", defiende.

Luis Sariego es el presidente de la Asociación de Sidra Casera de Piloña. "Ya debería de ofertarse desde hace muchísimos años", destaca. Da dos razones. Por un lado, que de esta forma, el consumo de sidra "iba a crecer bastante", y por otro, que es una forma de contentar a quien le gusta almorzar con la bebida asturiana y no con vino o agua. "En Asturias queremos comer con sidra, no con vino", sentencia.

Sariego entiende las reticencias de los hosteleros, que esgrimen que no les compensa económicamente si tienen que escanciar el producto. Pero el presidente de la Asociación de Sidra Casera de Piloña resalta que, lamentablemente, en muchos restaurantes o sidrerías no echan la sidra en el comedor y el cliente tiene que servirla él mismo con el tapón o el escanciador eléctrico. Así que no cree que sea inconveniente. Pero sí abre otro debate: el precio de la botella, que ronda entre los 2,5 y 2,70 euros, sin ser de Denominación de Origen. "Se debería estudiar subir la sidra". "No me importa pagar más si hay un producto bueno, de calidad, con un trato exquisito", destaca. Agrega que es la pescadilla que se muerde la cola "porque si no hay un incremento del precio final no se puede tampoco incrementar el de la manzana", como llevan años reclamando los cosecheros.

Óscar Flórez, portavoz de la Asociación para el Fomento de la Sidra Tradicional, sostiene que "al precio que están la sidra y los menús, es inviable". Por lo que "no es el momento", en su opinión. Pero está convencido de que "hay que dignificar la sidra", pero "de otra manera". Por ejemplo, demanda también un aumento del dinero que se paga por botella, porque, así se mejorará el escanciado. Pero "por un menú de ocho euros no se puede tener un escanciador sirviendo la sidra", insiste Flórez.

El debate está servido.

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