Avilés / Gijón,

José A. ORDÓÑEZ

Un viaje elegido al azar entre Gijón y Avilés, primera y tercera ciudad de Asturias, respectivamente, basta para dejar al descubierto la decadente situación del tren de vía estrecha en el centro de la región, servicio envuelto en un imparable proceso de pérdida de viajeros que ya tiene la mitad de los usuarios de hace una década. El panorama es desalentador. Pocos pasajeros, trenes incómodos y de anticuada apariencia, estancias prolongadas en apeaderos "fantasmas" en los que ni se sube ni se baja nadie, paradas para cruzarse con otros convoyes porque la vía sigue sin desdoblar, velocidad media inferior a los 40 kilómetros por hora y, como colofón, retrasos en un trazado que no llega a los treinta kilómetros de longitud sin necesidad de que medien incidencias destacables.

LA NUEVA ESPAÑA realizó este viaje a mediodía de ayer. El convoy, con cinco pasajeros a bordo, partió de la estación de Sanz Crespo con puntualidad. Sin embargo, cuando ni había abandonado el casco urbano gijonés ya se vio obligado a parar durante unos minutos para esperar a otro tren con el que debía cruzarse, ya que el trazado carece de doble vía. El tren se detuvo posteriormente en Aboño y en Xivares, para incorporar a un usuario en cada estación, antes de llegar a Perlora, donde estacionó varios minutos pese a que ni se subió ni se bajó nadie. Lo mismo sucedió en Trasona, donde el pasaje aguardó los tres minutos de espera por otro cruce con las puertas del vagón abiertas de par en par, pese al frío intenso de la jornada. Finalmente, y tras detenerse en Llaranes sin que tampoco se produjera movimiento alguno de viajeros, el convoy, de nuevo con cinco pasajeros a bordo, llegó a Avilés a las 12.49 horas. El retraso alcanzó los diez minutos sobre el horario previsto y no estuvo motivado por circunstancias extraordinarias, sino porque la propia circulación y las carencias de la línea limitaron la velocidad media a unos 38 kilómetros por hora.

Pocos minutos después de la llegada de este convoy a Avilés, partía del mismo apeadero hacia Gijón otro servicio en el que medio centenar de integrantes de la plataforma "SOS Tren" reclamaron, de forma festiva y ataviados de época, las inversiones necesarias para evitar el cierre de un medio de transporte que consideran "fundamental" para la movilidad en la región. Acompañada de curas preconciliares, monjas, guardias civiles de los de tricornio y de aldeanas de viaje para vender unos huevos, la portavoz del colectivo convocante, Covadonga Vega, vestida de miliciana, profundizaba en las razones de esta movilización, bautizada como "Toma el tren": "Necesitamos mejoras en los tendidos y en los convoyes, y también que se generalice la doble vía para reducir los tiempos de viaje, que haya una racionalización de los horarios para compatibilizarlos con los laborales y los educativos, o la potenciación de los servicios directos entre las principales ciudades de la región". Para conseguir todos esos objetivos Vega echa en falta que "los políticos asturianos presionen más al Ministerio de Fomento, ya que es quien tiene las competencias".

Tampoco faltó al viaje reivindicativo Lucas Morán, de la Asociación de Discapacitados Físicos de Avilés y Comarca, defensor a ultranza del tren, sobre todo por ser "accesible" para personas con movilidad reducida. "Esto va a cerrar como no cambie y entonces a ver en qué nos vamos a mover gente como yo, que va en silla de ruedas", subrayó Morán. Muy cerca, Ladislao Estefanía se confiesa "usuario de un servicio público que siempre voy a promover". No obstante, reconoce que la deriva actual "nos conduce a la debacle".

El convoy salió puntual de Avilés, donde se sumaron al acto Tania González, eurodiputada de Podemos, y Héctor Piernavieja, parlamentario regional de la formación. En el apeadero de Candás se subieron dos decenas más de integrantes de la plataforma en favor del tren. Entre ellos, Cheres Quintín, del grupo Les Ayalgues, preocupada por el ferrocarril y temerosa de que cierre, algo que sería "fatal para la zona rural". Ya en Gijón, un cantar de ciego crítico con la situación del tren y de los servicios públicos en general puso colofón al acto, antes de que la expedición emprendiera el regreso a Avilés.