La Denominación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias batió en 2016 un nuevo récord de ventas tras haber alcanzado los 1,9 millones de botellas, lo que supone un incremento del 10% con respecto al año anterior, cuando ya se habían roto todos los registros precedentes. En todo caso, la subida se concentra casi exclusivamente en la variedad de escanciar, ya que las especialidades espumosas y de mesa, sobre todo estas últimas, siguen presentando un crecimiento mucho más moderado. Las dos juntas no suman ni el 10% de la producción controlada por el consejo regulador que preside el llagareru villaviciosino Celestino Cortina.

La sidra con denominación de origen la elaboran los 22 llagares que están inscritos en la marca, usando como materia prima 22 variedades de manzanas autóctonas seleccionadas y recogidas en 605 hectáreas de pomaradas propiedad de 271 cosecheros asturianos. Aunque crece año tras año, la sidra protegida todavía supone una pequeña parte de la producción total de los llagares, que se mueve en el entorno de los 40 millones de litros anuales. Además, la denominación no debe ser confundida con la variedad de "selección" o pata negra", que suma alrededor de 1,3 millones de litros anuales y es elaborada por Foncueva, Peñón, Muñiz y Trabanco bajo unos requisitos de calidad exigentes, pero ajenos a los controles oficiales del consejo regulador.

A la hora de valorar el buen resultado de 2016, las fuentes consultadas en el consejo de la denominación hacen hincapié en el "trabajo de concienciación que se ha realizado sobre la importancia de consumir productos autóctonos como Sidra de Asturias y sobre el impacto positivo que ello tiene para la economía de la región". De cara al año recién estrenado, el organismo que dirige Cortina se fija un doble objetivo. Por un lado, incidir en la promoción del producto como "seña de identidad del Principado". Por otro, conseguir la acreditación ISO 17095 que acredite al consejo como entidad de certificación de producto.

Mientras la sidra de marca bate récords en Asturias, los lagareros vascos esperan comercializar esta misma primavera las primeras botellas acogidas a su denominación de origen, la "Euskal Sagardoa", identificable por un distintivo que reproduce una manzana de color rojo. La primera cosecha, que ya está en los toneles, contará con una producción de 1,3 millones de litros elaborados por 35 sidrerías, 29 de ellas guipuzcoanas, cinco vizcaínas y una alavesa.

Declaración transitoria

El proceso para que la sagardoa (sidra en euskera) logre una denominación de origen arrancó el pasado mes de septiembre por iniciativa de las asociaciones de productores y elaboradores del País Vasco, logrando que el departamento de Desarrollo Económico y Competitividad del Ejecutivo autonómico que preside el nacionalista Josu Jon Imaz haya dado el visto bueno a la iniciativa. Esa luz verde da pie a que la marca pueda entrar en vigor de manera transitoria, a la espera de que la Unión Europea (UE) la haga oficial previa solicitud del Ministerio de Agricultura.

Si nada se tuerce, Euskadi se convertirá en la segunda comunidad autónoma española, tras Asturias, que logra una denominación de origen para su sidra. Galicia, la otra región que presenta un cierto nivel de elaboración, no tiene prevista ninguna medida similar, dado que, entre otras cosas, su producción está muy por debajo de la del Principado e, incluso, de la del País Vasco.

El objetivo de los llagareros guipuzcoanos con la denominación son los mercados exteriores, donde la sagardoa dispone de un gran escaparate gracias a la promoción de los cocineros vascos más internacionales. Sus lagareros sostienen que, lejos de ser una competencia, su marca es complementaria a la asturiana.