Los empresarios llamados a pagar el canon por la realización de actividades de surf en las playas asturianas rechazan, en la mayoría de los casos, ese nuevo tributo. "Es una cantidad excesiva para los solo cuatro meses que se puede sacar rendimiento al surf en Asturias", razona Pelayo Suárez, de la escuela de surf Horizonte de Salinas. "La medida tiene un afán recaudatorio puro y duro; las escuelas de surf, al menos la que estamos en regla, ya pagamos abundantes impuestos, con lo que veo injusto que nos quieran cobrar otro exclusivo", apunta el castrillonense Lucas García, uno de los pioneros de la enseñanza del surf en Asturias.

Más allá del rechazo generalizado al canon, los profesionales de la enseñanza del surf critican la falta de información oficial sobre la pretensión de Costas y aventuran que, de llevarse a cabo esa medida, serían los clientes los que acabarían pagando la nueva tasa en forma de subida de tarifas: "Si los costes crecen, lo lógico es que eso repercuta en lo que pagan los alumnos", admite Lucas García.

Paulino Rodríguez, de la escuela de surf Las Dunas de Salinas, concibe una mínima esperanza de que el pago de un canon por la ocupación del dominio playero redunde en beneficios para el sector: "Lo único ventajoso que puede traer ese canon es que, de una vez por todas, se ordene y controle el sector; es decir, que se persiga a los ´piratas´". La desconfianza, no obstante, es máxima dado que "hasta la fecha, y pese a que pagamos nuestros impuestos como cualquier otra empresa, nunca se han tomados cartas en el asunto para acabar con la competencia desleal".

Los responsables de las escuelas de surf consultados por este diario se sienten víctimas de la voracidad recaudatoria del Estado, que en este caso, según dan a entender, ha puesto sus ojos en un sector en crecimiento. "Lo fácil es meternos la mano en el bolsillo; mejor se ocupaban en perseguir el fraude y las prácticas desleales", apuntan en el colectivo.